La civilización progresista no os ha dado libertad, simplemente ha limpiado impulsos y deseos infantiles cuya satisfacción alguna vez fue prerrogativa de neuróticos y psicóticos, revocando, a cambio, el poder económico, legislativo, ejecutivo y judicial total. Si tienes suficiente dinero cuentas y puedes “algo”, sino no.
Las instituciones democráticas han sido despojadas casi por completo de sus poderes; los políticos están casi enteramente financiados, apoyados y chantajeados por grandes fondos de inversión u otras entidades similares; principalmente de Vanguard, Black Rock y State Street, siendo cada uno el mayor accionista del otro; configurándose así como un bloque monolítico (aunque atravesado por diversas corrientes internas, dada la heterogeneidad de los intereses de los accionistas que los componen). Lo mismo ocurre con los bancos y las instituciones supranacionales, que cada vez más revocan poderes que alguna vez fueron privilegio de los estados individuales debido al principio de soberanía nacional.
De esto podemos deducir que su voto vale casi cero.
Evidentemente, esto no significa que el fascismo tuviera razón, sino simplemente que, habiendo sido sometidos a una autoridad manifiesta, ahora nos encontramos subyugados por una autoridad anónima, que, a veces, se encarna en algún burócrata de cara sonriente. Una autoridad capitalista se fusionó, hasta el punto de volverse casi indistinguible, con el aparato de poder estadounidense; un país que no tiene el menor escrúpulo moral, salvo el de convencer a la opinión pública de que es bueno, para impedir cualquier forma de rebelión.
Erich Fromm, un psicoanalista judío que huyó de la guerra (uno de los muchos cuyas obras completas poseo y he estudiado), ya en la década de 1950 advirtió que el nuevo fascismo quedaría oculto detrás de las entonces nacientes burocracias financieras.
No hay peor esclavo que aquel que cambia sus cadenas por libertad.
Por haber expresado ciertas opiniones, en diversos ensayos y artículos, durante mis actividades culturales, he sido guetizado y penalizado varias veces; así como oscurecido en mi perfil privado y en mis páginas públicas como escritor y artista. No me hables de libertad… En todo caso, tenemos una correa un poco más larga que en los veinte años que tuvimos, y nuestros amos se han vuelto un poco más previsores y astutos. Suponiendo y no concediendo que no nos hagan estallar a todos por alguna división de poderes.
PD: Cada vez que algún burócrata decreta aumentos de los tipos de interés, recortes de los servicios públicos, de los impuestos, aumentos del coste de los recursos fundamentales, etc., etc., se han registrado enormes aumentos de las tasas de mortalidad entre los más débiles.
Una cancioncita en la plaza no basta para defender la libertad. Y uno no se vuelve libre vendiendo su tierra natal al mejor postor. Lo cual sucede cada vez que te convencen de ceder soberanía territorial en beneficio de causas decretadas por el “bien colectivo”.
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