Impresiones de las 6H de Imola, entre Alboreto y el WEC

Impresiones de las 6H de Imola, entre Alboreto y el WEC
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Crédito: @Scuderia Ferrari Oficina de Prensa

A la cabeza de la carrera hay un coche negro.. Se mezcla con el asfalto oscuro como un animal marino que patrulla el fondo, escondiéndose en la arena para saltar sobre su presa en el momento justo, instantáneo y letal, una mantarraya de metal y materiales compuestos que se lanza, elegante y potente, entre coloridos adversarios.

sobre las cabezas de casi 77.000 entusiastas el cielo es negro. Se asemeja al asfalto de la pista, con el que teje un diálogo de salpicaduras de agua, relámpagos, relámpagos y ráfagas de viento, mientras los árboles y la vegetación del parque, en su apogeo de esplendor primaveral, observan la batalla en la pista desde encima de su exuberante belleza.

El negro es el color que simboliza el odio a la derrota, explica el orador a una multitud entumecida y entusiasta, que reúne a expertos, neófitos y compañeros que están ahí por la fuerza o por amor. Es surrealista escuchar a la gente hablar de odio en un contexto que expresa lo mejor del espíritu competitivo y el sentimiento de hermandad competitiva, que espíritu de Le Mans ¡Qué sincero y conmovedor Emanuele! pirro Recordó y reiteró antes del inicio: todos somos compañeros antes que adversarios, todos somos hermanos con rasgos diferentes y almas idénticas. La llamada al odio es surrealista, pero perfectamente comprensible, porque el odio está reservado a la derrota, a la propia falta, nunca al oponente, al compañero de pista, a su capacidad, a su haber sido mejor.

Allá toyota, mantarraya negra de la pista, comenzó el fin de semana de carrera deslumbrado por los destellos de luz roja y amarilla que emanaban del maravilloso ferrarirecorrió la carrera adivinando la clave para entender una previsión meteorológica que condensaba la alternancia de 4 estaciones en 6 horas, ganando finalmente con gracia perentoria un final que parecía una carrera al sprint.

Nunca he estado más feliz de que mi equipo perdiera.

El espíritu de Le Mans, incluso para aquellos -neófitos como yo- que saben poco o nada sobre el WEC y sus competiciones, creo que coincide precisamente con este sentimiento. El amor por las carreras, por el automovilismo, así como la capacidad de apasionarse por algo nuevo y por otros equipos y pilotos, se multiplica y acoge, no divide. Una lección que Michele Alboretoque se fue para siempre justo hoy en 2001 y mientras probaba un Audi de resistencia, me lo había impartido hace años.

Hay algo de qué estar orgulloso.

No me despediré de Imola ni del WEC, porque cuando algo te afecta, incluso cuando termina es como si nunca te fueras a ir y yo, de alguna manera, sigo ahí.

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