Ya en su nombre, la región de Las Marcas tiene una peculiaridad: es la única región “plural” de Italia. Son plurales como la multitud de paisajes, ambientes, pueblos y sugerencias que ofrecen a quien los visita. Lo había señalado sabiamente el escritor y periodista Guido Piovene en su histórico ‘Viaje a Italia’, relatando el alma marítima de Ancona y la fuerza de los Apeninos que miran hacia Toscana y Umbría, mientras que al sur ya se ‘veen’ Abruzos y Sabina.
“Si Italia, con sus paisajes, es una destilación del mundo, las Marcas son de Italia”, escribió, desde el encuentro con el Adriático, el mar “que aquí se despliega más íntimo, más libre y silencioso”, hasta la colina. que, “mirando hacia dentro, parece un gran jardín a la italiana”.
He aquí, pues, la magia de ciudades históricas como Pesaro, este año capital italiana de la cultura, donde el mar canta junto a Gioachino Rossini, o de Ancona con su Mole Vanvitelliana, el puerto, el gran horizonte, Ascoli Piceno, su mágico y encantadora Piazza del Popolo, Fermo con sus cisternas romanas. Las Marcas son el deseo de unas vacaciones interminables que no terminan cuando regresas a casa, la rotonda sobre el mar de Senigallia, las playas de la Riviera del Conero, las Marcas son los pequeños pueblos que te acogen como joyas preciosas, guardianes de tradiciones, ritos y sabores, Verdicchio y Rosso Piceno, aceitunas crescia y Ascoli.
Las Marcas, “un libro abierto de la historia del arte”, afirmó Vittorio Sgarbi, las Marcas “que viven en el aire, suspendidas en una idea de poesía extremadamente libre”, recordó Carlo Bo, el gran intelectual e inolvidable Rector de la la Universidad de Urbino, que ahora lleva su nombre.
Las Marcas “bendecidas por la belleza, la variedad y la magnificencia”, escribió Giosuè Carducci, las Marcas infinitas, como los versos de Giacomo Leopardi. Naufragar aquí es una maravilla.
