Cremona Sera – Las historias de Todos los Santos: ‘èl piuch e èl pülecch’ contadas por Ferruccio Boari. Ver el vídeo

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Levanten la mano si conocen la historia. ‘èl piuch e èl pülecch’. ¿Nunca oído? No hay problema, lo piensa. Jabalí FerruccioYo, que en esta tercera cita con el dialecto, nos leeré este simpático cuento que habla del piuch e èl pülecch, es decir, del piojo y de la pulga. Hoy Ferruccio, sobrino de los directivos de lo que fue elOsteria del Cavallo Bianco de Todos los Santos, nacido y criado en la pequeña aldea de Pieve San Giacomo, nos revela también que es bisnieto de Giovanni Lonati, el célebre poeta dialectal cremonese de mediados del siglo XIX, autor de ‘Gazaboi’, una auténtica antología de el dialecto cremonese. Lo sabemos porque justo en la casa de Ferruccio, entre muchos cuadros y fotografías de familiares y antepasados, encontramos un retrato de Lonati que destaca en la entrada.

Con la historia de hoy nos transporta en el tiempo a cuando él era pequeño y junto a los demás niños pasaba las tardes jugando y estando juntos. En particular, recuerda esta extraña y divertida historia, que de vez en cuando se enriquece con nuevos detalles, convirtiéndose casi en un desafío a la memoria. «Nos lo contó Santa Gambarotti, que era una señora que venía a ‘tender’ (entretener) a los niños mientras nuestras mamás cocinaban dulces en el horno de mi papá”..

El Cavallo Bianco era en realidad una taberna, como se mencionó anteriormente, pero también era la tienda y la única panadería que servía a Ognissanti, a las otras aldeas de Pieve, pero también a Cella Dati, Torretta, San Lorenzo Mondinari. La panadería se convirtió entonces en un gran punto de encuentro para niños animados con las rodillas raspadas y calcetines ajustados que seguían a sus madres con la esperanza de comer unas galletas recién horneadas. Naturalmente, la paciente señora Santa (de nombre y de hecho) tuvo que recurrir a algo divertido y estimulante para entretenerlos y por eso, entre otras canciones infantiles, contó la historia del ‘piuch e èl pülecch’. Es imposible resumirlo en unas pocas líneas porque, como todos los cuentos dialectales y las canciones infantiles de tiempos pasados, es un conjunto de muchas cosas que aparentemente no tienen sentido, pero que reúnen todos los objetos, las artesanías, las costumbres. de la vida cotidiana, una verdadera y propia escuela incluso para los más pequeños, además de, en este caso, un excelente ejercicio de memoria. Ferruccio lo anotó aún recordándolo todo precisamente porque lo aprendió de niño y sabemos que lo que de niños nos viene a la cabeza se aprende más rápido y nunca se olvida. (3-continúa, lee el primer episodio aquí y el segundo aquí)

“Estas fotos de Todos los Santos también fueron tomadas con el dedo índice de Lilluccio Bartoli”

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