“Qué error en los años 60 hacerlo desaparecer”

Se llama Vitralol porque las plantas, cuando se podan en invierno, hacen un ruido que recuerda al de un cristal roto. Es la viña reliquia por la que dos familias vitivinícolas sicilianas han apostado en nombre de la valorización de las variedades autóctonas. Ahora, la reevolución del vino siciliano ha devuelto la dignidad a una variedad de uva tinta, la Vitraloro, que los estudios enológicos han coronado como la variedad ideal por su resistencia a la sequía y a las enfermedades, dos características que tendrán una enorme importancia en el futuro. Los primeros racimos de Vitrarolo cultivados porempresa pulizzi en el barrio de Marcanza, en la zona de Marsala, y vinificado por bodega fina fueron descorchados durante la presentación de esta nueva variedad de uva en el Pabellón 2 – Sicilia. “Para hablar hoy de Vitrarolo – explicó el consejero regional de Agricultura Luca Sammartino – significa hablar de las raíces históricas de nuestro territorio potenciadas a lo largo de los años por otras cepas reliquias “primas” de esta variedad a las que deseo la misma suerte. Entrar en el parterre de vides autóctonas sicilianas de nueva producción significa dar crédito a la investigación e invertir en ella teniendo en cuenta las proyecciones del mercado”.

También participó en la reunión Dario Cartabellotta, director general del Departamento de Agricultura, que recordó al pionero de la valorización de las vides autóctonas sicilianas Diego Planeta y la “locura homicida” de los viticultores de los años 60 que eliminaron la Vitrarolo como otras vides reliquia de sus viñedos. Vitrarolo se cultiva actualmente en un terreno de dos mil metros cuadrados que ha producido 20 quintales de uva para la producción de 1.600 botellas divididas por la mitad entre la familia Fina (enólogos) y Pulizzi (proveedores de uvas). “Es una cepa que se comporta de manera excepcional – afirman Francesco y Pietro Pulizzi, padre e hijo, respectivamente agrónomo y enólogo de la empresa – y es muy resistente, tanto a la sequía como a las enfermedades. Su producción es el resultado de la previsión de la administración regional que acogió el proyecto que duró 20 años. En 2019 Vitrarolo fue inscrito en el registro nacional de variedades de vino y en 2018 en el registro nacional de registro vitivinícola”.

Para Bruno y Federica Fina, también en este caso una historia de padre e hija, “la historia de la evolución de la enología siciliana que comenzó con Diego Planeta continúa, y hay que dar crédito al Departamento de Agricultura regional y a sus responsables que han creído y apoyó nuestro proyecto. Es una cepa muy interesante no comparable a otras cepas autóctonas de Sicilia, es resistente, madura a principios de septiembre, tiene un color intenso y puede evolucionar tanto en madera como en botella lista para beber. Estamos convencidos de que podrá darnos grandes satisfacciones.”

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