Para combatir la amenaza que representan el movimiento islamista palestino Hamás y el partido chiita libanés Hezbollah, es necesario bloquear la entrada de fondos, no sólo enfrentarlos militarmente. De ello está convencido Uzi Shaya, ex agente de los servicios israelíes Shin Bet y Mossad y experto en los sistemas de financiación de los grupos terroristas. Durante un encuentro con periodistas en Roma, el ex 007 israelí esbozó un panorama de las infraestructuras económicas y de la financiación que llega a Hamás, responsable del atentado en Israel el 7 de octubre de 2023, y a Hezbolá, que a su vez está en conflicto con Israel en el al norte del Estado judío. Según las estimaciones, “la financiación directa a Hamás asciende a entre mil y dos mil millones de dólares al año”, afirmó Shaya, explicando que “la mayor parte procede de Irán, a través de los intercambios de divisas en el Líbano y Turquía o a través del sistema de criptomonedas, y se utiliza en gran medida para financiar actividades militares.” «Irán – prosiguió – no es el único financiador de Hamás: alrededor de 20 millones de dólares llegan a través de organizaciones no gubernamentales, alrededor de 3,6 millones de dólares al año de Qatar y fondos de la UE o de las Naciones Unidas destinados a apoyar proyectos en favor de la población”. .
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Después del ataque de Hamás en Israel, el movimiento chiita libanés Hezbollah, financiado por Irán, también salió al campo junto a los “hermanos palestinos” en el marco de la “resistencia a Israel”. Para el ex agente de inteligencia israelí, «Hezbolá es la amenaza del futuro porque tiene una estructura de financiación más amplia y gestiona los fondos que llegan desde Irán a través del banco Al Qard al Hassan, que cuenta con 34 sucursales en el Líbano», a pesar de las sanciones impuestas. por el Tesoro de Estados Unidos. Tras un ciberataque sufrido por el citado banco en 2020, se supo que “la institución tiene alrededor de 400.000 titulares de cuentas, incluidas ONG, y algunas de las direcciones pirateadas, unas 80, están conectadas con Italia”, prosiguió Shaya. Como en el caso de Hamás, “cerca del 70 por ciento de los fondos de Hezbolá provienen de Irán y el resto del tráfico de drogas y de una red de apoyo presente también en Costa de Marfil y Sudáfrica”, país que presentó una denuncia por genocidio contra Israel en la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Ante todo esto, para Shaya el nivel de peligrosidad de Hezbolá es superior al de Hamás, señalando que el movimiento chiita «no es sólo un enemigo de Israel. Estamos luchando por nuestra existencia.” Para concluir, el ex agente israelí, que también mantuvo reuniones institucionales en Italia, deseó “una mayor cooperación y una aplicación oportuna de las normas” en materia de lucha contra el blanqueo de dinero y la financiación de grupos terroristas.
