Las casas estilo Casamonica en la Catania de los narcos

Pomos plateados sobre los muebles muy blancos. Y más plata en las sillas de la mesa del comedor, que parecen más tronos que asientos para comer. Mobiliario que recuerda el esplendor y el kitsch de las villas Casamonica. El miércoles por la mañana, la policía registró la casa de Gino Gueli “California” en Aci Castello, moviendo estatuas de leones negros o panteras blancas con collares de cristales brillantes. Un barroco de mal gusto que es el telón de fondo de los negocios de drogas descubiertos gracias a la investigación “Devozione” del escuadrón volador.

Gueli habría tenido un papel específico en la organización criminal de traficantes de cocaína desmantelada hace dos días. Habría “trabajado” para Carmelo Scilio, “Melo aricchiazzi”, quien habría gestionado un importante tráfico de drogas utilizando la casa de via Villa Flaminia como base logística. Scilio y Gueli habrían tenido en común el (mal) gusto por los muebles tomados de series de culto como Gomorra.

El arrepentido Salvatore Castorina, voz criminal del grupo de Mario Strano en el seno de Cappello-Bonaccorsi, reconoce inmediatamente a Gueli cuando le muestran la foto: «Gino Montecarlo pertenece al grupo Melo Scilio, entregaba drogas (principalmente cocaína) a los pueblos por cuenta de este último; Yo mismo tuve la oportunidad de tener contacto con Gino Montecarlo porque en algunas ocasiones recurrí a Melo Scilio para comprar droga, como ya lo he informado”.
Los interrogatorios de los 13 sospechosos que acabaron en prisión comenzaron el miércoles por la tarde. Scilio, que se encontraba bajo arresto domiciliario por otra causa penal y es defendido por el abogado Luigi Zinna, no hizo uso del derecho a no responder. Respondió a las preguntas del juez de instrucción Ottavio Grasso. Precisamente para Scilio emitió una orden separada luego de las adiciones de solicitudes de medidas cautelares firmadas por la fiscal Tiziana Laudani y el fiscal adjunto Ignazio Fonzo que fueron presentadas hace unos meses.

A partir de los documentos de la operación también es posible elaborar una “lista de precios” de la cocaína al por mayor. Se trata sobre todo de los calabreses, miembros del segundo grupo decapitado por el bombardeo de Mobile. Se trata de Bruno Cidoni, “devoto” de la Madonna di Polsi hasta tal punto que guarda una pequeña imagen en la funda de su teléfono móvil, y Antonio Pezzano. Los dos, gracias a sus conexiones con los traficantes de San Luca, habrían traído ríos de “nieve” al Etna.

Cidoni y Pezzano conversan sobre el precio. El primero «afirma que a menos de 37 (37.000 euros el kg, ndr.) no lo venderá aunque él (refiriéndose a un asociado de Scilio, ndr.) lo quisiera a 36 (36.000 euros el kg, ndr.) pero no hay hay.”
En otra escucha se planean negociaciones de costes, como jugando a la Bolsa: «…al primer intento quiero 39 y 5 (precio de la cocaína 39.500 euros el kg, ed.)… vienes con firmeza y salir en 38 y 5 (precio de la cocaína 38.500 euros el kg, ed.)”.

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