El ciclo de prosa del teatro social de Rovigo pone al alcance del público un producto de calidad para contarse completamente entre las producciones que uno esperaría ver en un teatro tradicional como el Sociale. “Arlequín mudo de miedo”propuesta por Stivalaccio Teatro, es una oda a la commedia dell’arte, que combina la clásica trama de intrigas amorosas con la modernidad, sobre una excepcional pero respetuosa inspiración, editada por Marco Zoppello, de un lienzo de Luigi Riccoboni.
Ronda de aplausos, por un espectáculo que duró más de dos horas y que ha sido capaz de entretener a los espectadores que han apreciado la representación escénica, la calidad de la actuación, la precisión en los movimientos, el ritmo en la actuación, la gran armonía musical recreada por cada uno de los actores y actrices presentes a través de la voz, movimiento, instrumentos musicales e intenciones.
La historia es similar a la de muchas otras historias, pero ese Arlequín, magistralmente interpretado por Marco Zoppello, que es asustado por el diablo, al son de “¡Bubu!” consigue conducirnos por los hilos de la trama no hablando sino acentuando la mímica y los gestos propios de la comedia. Cada uno de los protagonistas merece un aplauso por lo que han puesto en escena, en particular para recordar es Francesca Botti, en el papel de Stramonia Lanternani, una figura típica de la madre ávida de dinero y con pleno poder sobre su hijo, que provocaba risas espontáneas en cada movimiento y en cada palabra. Lo mismo ocurre con Michele Mori, intérprete de Mario, el hijo un poco alejado de la realidad, hijo de Stramonia y enamorado de la independiente Silvia, adoptada por Maria Luisa Zaltron, un placer de escuchar para los oídos y para el espíritu de la la comedia misma. Y de nuevo Trappola, Flamminia, Pantaleone, Lelio, el asistente de Stramonia: cada uno dio esa vivacidad, ese color que requiere la commedia dell’arte. No hace falta mucho para hacer un gran teatro: basta un gesto. Y lo que exige la comedia nunca se excede en exceso: todo se presenta de forma equilibrada, casi como si fuera un mecanismo continuo de intenciones y disfrute, un festín para el espectador.
Las citas de danza y prosa llegan a su fin con la penúltima cita prevista para el 8 de marzoo “Azul alegría, furia, fe y amor eterno” con Stefano Accorsi.