Nueva venganza por las mujeres y deseo de caminos transitables

Tres mujeres al frente de las universidades milanesas son una buena señal para ofrecer igualdad, pero ¿no crees que rechazar la estatua de Vera Omodeo dedicada a la maternidad fue un gol en propia puerta sensacional para Milán? Tres rectores y luego una comisión, imagino con algunas mujeres, que escribe: la lactancia materna no es universalmente aceptable… Pero, ¿cómo se hace?
rosanna maestros

Milán a veces enfatiza demasiado las buenas señales, pero Marina Brambilla en el Statale (muchos deseos), Giovanna Iannantuoni en Bicocca y Donatella Sciuto en el Politécnico son ese mundo al revés que nos gusta (y el general Vannacci un poco menos). A decir verdad, ya hubo un momento entre 2007 y 2010 en el que la fuerza de las mujeres anticipó un cambio de género y de estilo desde Milán: Letizia Moratti alcaldesa, Livia Pomodoro presidenta de la Corte, Diana Bracco en Assolombarda, Misa de Cristina Rectora en Bicocca… A pesar de todo este retorno a lo femenino, Milán se ha enredado con una escultura cuyo rechazo por parte de la comisión municipal hace más daño que la fotografía de sólo hombres en el consejo de administración de la Agencia del Medicamento: la maternidad no puede ser divisivo. De hecho, debe alentarse sin inclinaciones empalagosas ante la cultura del despertar que lo descontextualiza todo, borrando símbolos y la historia. Viva la carta de los pediatras: un mensaje de vida no es un tabú.

Frecuento asiduamente las aceras milanesas bastante estrechas: via De Amicis, el último tramo de via Carducci, via San Vittore. Me resulta bastante agotador compartirlas con bicicletas y realmente desagradable tener que controlar no sólo aquellas con las que corro el riesgo de chocar por delante, sino también aquellas que me atacan rápida y silenciosamente por detrás. Aparte de la propuesta lúdica de establecer senderos peatonales, ¿qué más se podría proponer a nuestros administradores?
Giacomo Franchi

Frecuentar las aceras es una expresión que corre el riesgo de ser no tan indecorosa, como se decía de las prostitutas que las utilizan y de sus clientes, sino peligrosa para todos, los ancianos, los discapacitados, los ciudadanos en tránsito, los residentes con bolsas de compras. Los caminos peatonales pueden ser divertidos, pero son una agradable provocación.

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