Estimado Dr. Perna,
Me presento. Soy una mujer muy enamorada de mi hombre, nunca me ha hecho desear nada, llevamos muchos años juntos. Tiene un carácter muy fuerte (por eso precisamente me enamoré de él, los dos somos tercos y luchamos por defender las cosas que amamos). Últimamente ha tenido problemas con el trabajo, se ve obligado a trabajar en turnos agotadores ya menudo llega a casa nervioso. Trato de calmarlo y siempre entenderlo. El problema es que la última vez, del fuerte nerviosismo, lo sacó en un jarrón que tanto me importaba, dentro había unas flores que unos compañeros del trabajo me habían regalado por mi cumpleaños. Al golpearlo, se cayó y se rompió, todas las flores cayeron al suelo. Lo que me entristeció fue que no mostró el más mínimo remordimiento por lo que había hecho. Ni siquiera se disculpó. Doctor, escucho tantas historias como esa. ¿Y si con el tiempo, por el nerviosismo, también me afecta a mí? No creo que pudiera llegar a hacer algo como esto, pero ¿y si lo hiciera algún día? ¿Qué podía hacer para sentirme mejor y para que él se sintiera mejor? Estoy muy triste, me siento como una esposa inútil en este momento.
Estimada señora, gracias por este correo electrónico.
Dra. Bárbara Perna
Psicóloga musicoterapeuta
Lees entre estas líneas todo el amor que sientes, y el amor es el motor de nuestras vidas. De vez en cuando, como todo motor, se produce alguna anomalía y hay que poner algo para que vuelva a arrancar mejor que antes. Mi consejo es escuchar sus preocupaciones. El trabajo agotador puede poner su cuerpo y mente bajo estrés severo. En la relación, cuando te comunicas de manera efectiva, siempre encuentras las soluciones adecuadas para ambos y en estos casos, la escucha activa y empática es la base de la resolución de problemas. No debe sentirse inútil, sino hacer del gesto de romper el jarrón un medio útil para ayudarlo a sentirse mejor y, en consecuencia, a sentirse querido y comprendido.
Saludos cordiales,
Dra. Bárbara Perna