Brasil registró 13.489 incendios en la Amazonía en el primer semestre de 2024, la peor cifra de los últimos veinte años, que los expertos atribuyen a la grave sequía que ha afectado a la mayor selva tropical del planeta.
Desde que comenzaron los estudios del Instituto Brasileño de Investigaciones Espaciales (Inpe), en 1998, sólo se registraron dos primeros semestres con incendios múltiples, en 2003 (17.143) y 2004 (17.340).
En el primer semestre de 2023 se produjeron 8.344 incendios.
El aumento de los incendios, una mala noticia para el presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, llega en un momento en que la deforestación está disminuyendo en el Amazonas.
Según datos del INPE, entre el 1 de enero y el 21 de junio se perdieron 1.525 kilómetros cuadrados de bosque por deforestación, frente a 2.649 kilómetros cuadrados en el primer semestre de 2023, con una reducción de alrededor del 40 por ciento. Ya en 2023, la deforestación se había reducido a la mitad en comparación con 2022.
Lula se comprometió a poner fin a la deforestación en la Amazonía para 2030, que había aumentado durante el gobierno de su predecesor de extrema derecha, Jair Bolsonaro (2019-2022).
Según Rómulo Batista, portavoz de la sección brasileña de Greenpeace, “el aumento de los incendios depende de la grave sequía que azotará la Amazonia en 2023, que a su vez está vinculada a la crisis climática”.
“Desafortunadamente, la mayoría de los biomas naturales de Brasil (áreas geográficas caracterizadas por ecosistemas y condiciones climáticas similares) están bajo estrés debido a la falta de precipitaciones”, dijo a la AFP.
