Luigi Fusco -La celebración de la Madonna delle Grazie es una de las más sentidas en Caserta y fuera de ella.
Su iconografía tradicional incluye la presencia de las Almas del Purgatorio envueltas en llamas.
El antropólogo Marino Niola sostiene que: “las almas del Purgatorio son espíritus doloridos, concebidos como un pueblo en continuo sufrimiento, implicados en la vida de los hombres tanto por la práctica de los sufragios como por el activo intercambio simbólico que se establece entre vivos y muerto en nombre de Cáritas”.
Las obras de caridad, entendidas también como práctica espiritual, recibieron un enorme impulso en constante difusión y ejercicio continuo, especialmente en el siglo XVII, gracias a la predicación promovida por los jesuitas, los teatinos y los escolapios.
Los lenguajes visuales utilizados, desde el principio, por estas órdenes religiosas se caracterizaron fuertemente formalmente por elementos paganos ya presentes en la devoción napolitana o, más generalmente, campaniana.
Las Almas del Purgatorio reciben leche de la Virgen, o el “refrisco”, pensado como metáfora de la oración y concebido como una forma de alivio del calor abrasador de las llamas que envuelven a las propias almas.
La leche es la traducción de un sufragio salvífico que se remonta a la antigua Caritas romana. Al mismo tiempo, la Virgen que amamanta es una imagen de la misericordia corporal.
La lactatio Mariae tiene varias conexiones con el simbolismo grecorromano relacionado con la lactancia materna o la leche que calma la sed.
Esta iconografía, precisamente por sus continuas referencias a culturas más antiguas, contribuyó a la difusión del culto a la Madonna delle Grazie, recibiendo mucha suerte en la fe y la devoción en muchos centros de la Terra di Lavoro así como en el resto de Campania.
