Drama y alegría de Quincy Wilson. El oro cae, el niño vence

Drama y alegría de Quincy Wilson. El oro cae, el niño vence
Drama y alegría de Quincy Wilson. El oro cae, el niño vence

Drama y alegría, sentimientos típicos de las pruebas olímpicas, se dieron la mano en la noche que acabamos de pasar en Eugene, Oregón, dondeEquipo de EE. UU. en atletismo. El drama era el de Athing Mula alegría de Quincy Wilson.

La caída de Athing Mu

Athing Mu es una joven de 22 años de origen sursudanés (de allí vinieron sus padres a América), nacida en Trenton, Nueva Jersey, vigente medallista de oro olímpica en los 800 metros. Era su debut en la temporada, recién recuperada de una lesión en el tendón. Pasó la ronda preliminar con algunas dificultades, terminando tercera, pero luego ganó la ronda semifinal y llegó a la final como favorita. Pero aquí el mu, quien ganó el oro en la especialidad en el mundial de 2022 y el bronce en la edición de 2023, fue protagonista de un drama de esos que han hecho la historia de los juicios y son el caballo de batalla de quienes disputan este tipo de selecciones, trampa sin atractivo: tras 200 metros de carrera, con su zancada larga (demasiada larga según los expertos) terminó en los pies de un oponente y, tropezando, cayó. Cuando se levantó estaba en el último lugar. Todavía quería terminar la prueba pero siempre finalizó último y a un ritmo lento, en 2:19.69. Había corrido la serie en 2:01.73. Este resultado le impedirá defender el título en París, un título que antes de su éxito una atleta estadounidense no ganaba desde 1968.

La alegría de Quincy Wilson

Las que clasificaron fueron Nia Akins, 1:57.36, Allie Wilson, 1:58.32 y Juliette Whittaker, 1:58.45. El récord mundial de la especialidad es 1:53.28 que la checoslovaca Jarmila Kratochvilova registró en julio de 1983 en Munich y que es el récord mundial más antiguo en atletismo. La alegría fue la de Quincy Wilson, un joven de dieciséis años de Washington DC que quedó sexto en la final de 400 metros, el “bucle de la muerte”, como lo llaman los atletas, pero en 44,94, recorriendo la distancia por tercera vez consecutiva en Eugene por debajo de los 45 segundos (el más rápido: 44,59, récord mundial de edad, en la semifinal). El adolescente no se clasificó directamente para París, pero consiguió una posible plaza histórica en el relevo más largo, el 4×400 metros, aunque, afirmó, en alusión al deseo de Noah Lyles, ganador de los 100 metros, de correr también esta carrera. «los técnicos pueden sumarse al grupo de clasificados en los 100, 200, 800 e incluso salto de longitud, pero tengo que estar preparado y por eso todavía no puedo comer todos los helados que quisiera». Otro Quincy, Quincy Hall, ganó las pruebas en 44.17, por delante de Michael Norman, 44.41, y Chris Bailey, 44.42. El récord mundial es de 43.03 y pertenece, desde Río 2016, al sudafricano Wayde van Niekerk.

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