Encuentro familiar: compartir espacios

En el Seminario la última cita del año para la pastoral familiar

Encuentro familiar: compartir espacios.

«La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia» (Amoris Laetita).

Creemos que esta frase resume bien la experiencia que vivimos en familia, junto con los demás presentes, el domingo 16 de junio en el encuentro final propuesto por la Pastoral Familiar Diocesana, celebrado en el seminario diocesano.

El encuentro representó para nosotros un tiempo y espacio precioso de compartir y alegría, como pareja y como familia, donde la Palabra nos iluminó con la belleza del amor incondicional de Dios que se refleja en el amor que se da y dentro de la familia se recibe. un amor que se renueva cada día y que se manifiesta en pequeñas atenciones, gestos de cariño y apoyo mutuo.

A través de estas experiencias, también aprendemos el valor de compararnos con los demás y descubrir cómo nuestras vidas son similares y al mismo tiempo cada familia se convierte en riqueza, consuelo y testimonio para el otro.

El encuentro se dividió en diferentes momentos, todos acompañados por don Emanuele Meconcelli, director de la oficina diocesana y el equipo de pastoral familiar.

Fue así posible resaltar que Jesús es nuestro Maestro y es Él quien nos enseña a amar con ese amor gratuito que viene directamente del Padre.

El trabajo grupal nos permitió meditar sobre diversos pasajes del Evangelio, que como siempre no deja de sorprendernos y mostrarnos cuán actual y eficaz es la Palabra en nuestras vidas.

Marcos 6,6b-13, en el que Jesús envía a sus discípulos de dos en dos.

Este pasaje puede verse como una invitación a las familias a compartir responsabilidades y apoyarse mutuamente, confiando en la Providencia más que en los bienes materiales.

Juan 14,1-6 habla de la promesa de Jesús de preparar un lugar para sus seguidores, enfatizando la Fe como el camino para superar la distancia física y espiritual.

Para las familias, esto puede significar que, a pesar de las distancias o las dificultades, siempre hay un lugar y una promesa que no decepciona y nos espera.

En Marcos 6,34-37, Jesús alimenta a una multitud con cinco panes y dos peces.

Este acto de compartir y provisión puede animar a las familias a confiar en la generosidad de Dios y compartir lo que tienen con los demás.

Finalmente, Marcos 9,41-50, contiene enseñanzas sobre la recompensa por los actos de bondad, “el que os dé un vaso de agua en mi nombre… no perderá su recompensa”, la importancia de evitar escandalizar a los “pequeños” y a los exhortación a tener “sal en uno mismo”.

Las familias pueden inspirarse en estos versículos para vivir con integridad, promover la paz incluso con pequeños gestos y proteger la fe de sus miembros más vulnerables.

Todo esto, finalmente, se transformó en oración durante la Misa, donde una vez más el Evangelio nos recordó que somos esa tierra fértil en la que puede germinar el amor de Dios y que nosotros, a su vez, seamos la semilla que se esparcirá en nuestro interior. familias y en la vida cotidiana.

Tony, Francy y Noemí Cipriano

Encuentro familiar: compartir espacios.

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