ALCEST – Les Chants De L’Aurore

ALCEST – Les Chants De L’Aurore
ALCEST – Les Chants De L’Aurore

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8.0

  • Bandas:
    ALCEST
  • Duración: 00:43:39
  • Disponible desde: 21/06/2024
  • Etiqueta:
  • Explosión nuclear

Transmisión aún no disponible

Más allá de los gustos personales, es innegable cómo Alcest, desde su increíble debut “Souvenirs D’Un Autre Monde”, ha contribuido a definir algo nuevo, un punto de encuentro entre géneros aparentemente lejanos, que a lo largo de los años ha sabido consolidarse y generar una tendencia real, la del blackgaze, que hoy puede presumir de una gran audiencia de oyentes y de numerosos intentos de imitación, más o menos exitosos.
Habiendo llegado a su séptimo álbum de estudio, resulta difícil imaginar que Neige y Winterhalter pudieran revolucionar su sonido: lo habían intentado en 2014 con “Shelter”, un álbum decididamente desequilibrado en el lado post-rock de su música, pero esa elección no había sido posible. resultó estar ganando, y la banda tuvo que lanzar un álbum más canónico como “Kodama” para arreglar la situación y encontrar su estabilidad nuevamente. La música de Alcest vive de contrastes, luz y oscuridad, dolor y esperanza, metal extremo y el post-rock más onírico. Si, por tanto, “Spiritual Instinct” de 2019 nos presentó una banda que parecía ansiosa por abrazar el lado más nocturno de su propuesta, no nos sorprende en absoluto ver cómo “Les Chants De L’Aurore” se mueve exactamente hacia el lado opuesto. . El título ya es programático, en este sentido: las canciones del amaneceracompañado de una portada que juega con cálidos tonos dorados, en la que el punto de apoyo de la imagen, la figura femenina, se superpone al disco del Sol.
Musicalmente este giro hacia la luz se traduce en un trabajo muy dinámico, en el que las canciones no son tan homogéneas como antaño. Al contrario, cada canción es un pequeño microcosmos, con sus particularidades y su identidad específica.
Tenemos por ejemplo “L’Envol”, el primer single, que nos devuelve a la atmósfera del primer álbum, o “Améthyste”, que recupera el grito cantando, pero combinándolo con atmósferas progresivas y una pausa acústica melancólica. .
Sin embargo, si tuviéramos que elegir los dos mejores episodios, la elección probablemente recaería en la canción inicial “Komorebi”, palabra japonesa que indica la luz del sol filtrándose entre las hojas de los árboles, y en “L’Enfant De La Lune”: la primera es una composición envolvente, con un arreglo en capas, en el que es posible encontrar nuevas ideas con cada escucha, que se ve embellecida aún más por el uso de la viola da gamba, instrumento similar al violonchelo, que aporta mayor calidez a La música del dúo francés. El segundo también recupera algunas atmósferas fantasmales de Japón, un poco como ocurrió en “Kodama”, con guitarra y batería que proceden de forma hipnótica, renunciando parcialmente a la distorsión de las guitarras, que regresa en una explosión eléctrica sólo al final.
Finalmente, es imposible cerrar este excursus sin mencionar al menos otras dos composiciones: “Réminiscence” es un maravilloso experimento en el que la voz de Neige es acompañada únicamente por el piano y la viola, creando una alquimia de rara belleza, en la que el sentimiento predominante es esa dulce melancolía capaz de calmar el dolor y acompañar al oyente a un lugar de quietud y paz, un lugar habitado por recuerdos lejanos, donde las penurias de la vida cotidiana se desvanecen en un sordo letargo. Y por último, para cerrar el disco, tenemos “L’Adieu”, otra maravillosa composición, en la que la guitarra eléctrica y la acústica tejen una trama casi totalmente instrumental, en la que la voz se insinúa casi como si de un instrumento musical se tratara, contribuyendo a crean ese sentimiento de melancolía y nostalgia que alcanza alturas inesperadas en este álbum.
“Les Chants De L’Aurore” es una obra delicada, elegante, casi ajena a todo lo que podemos clasificar como metal, hasta el punto de que, sin duda, encontrará detractores y admiradores a partes iguales, pero Alcest no pudo lograrlo. una mejor opción para seguir siendo creíbles en su papel.
Porque no sólo es un disco muy diferente a su antecesor, que consigue ser perfectamente coherente en la trayectoria de la banda, sino que, más importante aún, lo que escuchamos es quizás el mejor disco de Alcest desde “Les Voyages De L’Âme”. Después de veinticinco años de carrera, realmente no se puede pedir más.

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