la profecía de Jérôme Lejeune

Desde la lucha contra la cultura del descarte hasta la condena del aborto y la eutanasia, pasando por el desarrollo humano integral. Un largo hilo vincula las enseñanzas del Papa Francisco con el legado del Venerable Jérôme Lejeune, el genetista francés que descubrió la trisomía 21 como la causa del síndrome de Down y el primer presidente de la Academia Pontificia para la Vida nombrada en 1994 por el Papa Wojtyla.
“La calidad de una civilización se mide por el respeto que muestra hacia sus miembros más débiles”. En esta frase, según monseñor Vincenzo Paglia, actual presidente, “se condensa la relevancia de su investigación y docencia a nivel científico y humano”.

Treinta años después de la muerte del científico (3 de abril de 1994), el 14 de junio apareció la biografía titulada Jérôme Lejeune, La libertad del científico (Cantagalli), escrito por Aude Dugast, postuladora de la causa de canonización. El encuentro fue moderado por monseñor Enzo Pegoraro, Canciller de la Academia Pontificia para la Vida.

Paglia subrayó que el científico fue un precursor en la defensa de la vida humana. «Podemos utilizar las palabras del Papa Francisco para decir que Jérôme Lejeune en su trabajo como genetista ha proporcionado herramientas válidas y modernas para contrarrestar esa cultura del descarte demasiado extendida que afecta a los frágiles y a los débiles – afirmó -. Sólo en un planeta no contaminado, sólo en un mundo en el que verdaderamente nos reconozcamos como hermanos entre nosotros, se crearán las condiciones para un auténtico desarrollo humano integral”.

El presidente de la Academia Pontificia para la Vida citó a continuación el discurso que Francisco pronunció ante el G7 sobre inteligencia artificial y paz. Incluso en estas cuestiones Lejeune fue profético, a pesar de no conocer aún la tecnología algorítmica: «Sabía que vivía en un mundo donde la política y las ideologías apuntan a dividir. La tarea de la Academia es dar testimonio de la visión de una sociedad en la que se acoge y respeta la armonía, que también se confía a la creatividad de la alianza entre el hombre y la mujer para avanzar hacia la unidad y la armonía entre todos”.

Una enseñanza más vigente que nunca, como también subraya Mónica López Barahona, titular de la Cátedra Internacional de Bioética “Jérôme Lejeune”. “Entendió que no hay contradicción entre fe y ciencia, porque la fe nos da la verdad revelada y la ciencia nos hace comprender cómo funciona el mundo”. Cuando habló de eutanasia y aborto «parecía que estaba describiendo lo que está pasando hoy. Comprendió, antes que nadie, el riesgo del colapso de la medicina y las costumbres. Dijo: “El aborto es la interrupción de una vida que es molesta. La edad no tiene nada que ver. Los mayores corren el mismo riesgo que los jóvenes”.

Un legado recogido por la Fundación Jérôme Lejeune de París que hasta la fecha ha asistido a más de 12.000 pacientes con discapacidad intelectual de base genética. En palabras del presidente Jean-Marie Lé Méné, «Jérôme Lejeune fue un defensor incondicional de la vida, uno de los primeros en advertir a los científicos y a la sociedad contra la tentación de condenar a muerte a los pacientes por razones médicas». Y por tanto enseñar que «la medicina debe tener como objetivo curar y encontrar la cura mediante la investigación», como subraya Giuseppe Novelli, profesor de Genética Médica en Tor Vergata.

Un acontecimiento de actualidad, el del genetista francés, afirma la autora Aude Dugast, que «abre un nuevo camino hacia el mañana. No sólo es el padre de la genética moderna sino también el padre de la medicina del futuro. Nos enseña cómo en el mundo de hoy, en el que gritamos por el “derecho al aborto”, siempre podemos remar al servicio de la vida humana y del paciente”.

PREV Cadedlbosco, ARCES y CLM, encuentro sobre legalidad y diálogo
NEXT BMW R 1250 GS a un precio nunca visto: la oferta es imperdible