Golpea y amenaza de muerte a su esposa: condenado

Golpeados y amenazados de muerte varias veces, incluso delante de sus dos hijos pequeños. “Llama a la policía y te mataré, no tengo miedo”. Habría sido el alcohol lo que transformó a un amoroso padre y esposo en un ogro de cuento de hadas. Cuando bebía se volvía agresivo, sobre todo verbalmente, y desahogaba su ira contra su esposa, que temía tanto por su vida que se refugiaba durante un tiempo en un convento de monjas. Sin embargo, la habría encontrado allí también e incluso en un refugio donde intentaba rehacer su vida. Para buscarla también llamó 40 veces al 112 y por este delito ya fue condenado a finales de mayo, recibiendo seis meses por interrupción de servicio público. Ayer llegó otra condena para un tunecino de 40 años pero por malos tratos agravados.

La severa sentencia de la sala penal presidida por la jueza Francesca Grassi impuso al acusado 4 años de prisión. Fue defendido por el abogado Edoardo Massari. La esposa, de 28 años, era parte civil con la abogada Cecilia Ascani. La mujer tuvo que realizar dos reportes antes de llegar a un lugar seguro. La primera data de 2016. La pareja se había mudado a Túnez un año antes y después de la boda ella se reunió con él en Fabriano, donde trabajaba su marido. No sabía que tenía el hábito de beber. Sus dos hijos nacieron en la ciudad de papel, una niña y un niño que tienen menos de diez años. Su marido había llegado borracho a casa y la había golpeado. Ella había acudido a la comisaría para denunciarlo y, para evitar verlo, se había refugiado en un convento con sus dos hijos. Luego tuvo miedo de que le quitaran a sus hijos, por lo que retiró la denuncia con la esperanza de que su marido cambiara. Durante un tiempo fue tratado en el Sert por adicción al alcohol, pero no bebía con frecuencia.

Cuando regresó con él, las cosas no mejoraron y sufriría durante otros cinco años. En 2021 una nueva denuncia a la policía. También esa noche volvió borracho. “Bebo para olvidar – dijo – arruinaste mi vida”. Se habría enojado con su esposa por la denuncia de 2016. Frente a los niños habría comenzado a insultar a la mujer y luego, poniendo su cara frente a la de ella, habría gritado: “Llama a la policía, te mato”. , No tengo miedo”. Cuando su mujer le quitó el teléfono, él se lo habría quitado de las manos. Tras escapar de un vecino, llamó desde allí al 112 y luego regresó a su casa con los militares. Su marido partió su celular en dos, con los policías delante, arrojándolo al recipiente de agua caliente.

Marina Verdenelli

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