“La falta de paridad”. Mujeres de hoy, mujeres de ayer.

En este blog suelo contar historias relacionadas con mujeres que, de alguna manera, destacaron entre muchas, pero que fueron ignorar de la empresa que tiene relegado sus hazañas al margen de los libros de historia.

Hoy quiero recordar a las mujeres que, a pesar de no demostrar su valentía en emprendimientos atrevidos, a pesar de no ser inventoras prolíficas, todavía dejaron su pequeña huella dentro de la comunidad en la que vivían.

Vivo en la provincia de Milán, pero creo que mi experiencia puede ser igual a la de cualquier barrio de una ciudad italiana de los años 50/70.

Recuerdo rostros y figuras recurrentes siempre presentes en las calles del pueblo hasta el punto de constituir su columna vertebral.

Las mujeres de ayer, rostros de nuestra infancia.

¿Quién no tiene una señora Lina (Anna, Pinuccia, etc.) a la que iban a comprar cuadernos de líneas gruesas? ¿Quién no ha conocido a una mujer de rostro sonrosado y bonachón que nos tendió la botella de vino (que debía devolverse estrictamente so pena de perder el depósito) que nuestro padre nos había pedido que fuéramos a comprar? ¿Quién no recuerda el Dama teresa que estaba alli secretario en la importante compañía de la ciudad y caminaba elegante y recatada por las calles, apretando su bolso negro contra el pecho?

cuantas figuras tienen llenado nuestros días haciendo del entorno un lugar familiar y acogedor! Cada uno tenía sus propios hábitos, casi maníacos, y su propia manera de hacer las cosas. Muchos gestos para preservar, no arruinar, recuperar lo máximo posible; El delantal para conservar la ropa, el cristal de la escritorio para no rayar la superficie, se bajaron las contraventanas para evitar decolorar los muebles… Atenciones que estuvieron tan presentes en aquellos años que los caracterizaron de forma precisa.

También me gustaría mencionar las famosas “tías” con las que, en realidad, no teníamos ninguna relación familiar; Mujeres tan confiables y disponibles que se convierten en parte de la familia en caso de necesidad. Confianza en los demás, certezas sobre el presente, hábitos; En la negatividad que se puede asociar a una situación inmutable y estancada en el tiempo, también había mucha vida pacífica marcada por ciertos elementos.

Las mujeres de hoy, la normalidad

Estas mujeres, figuras especiales en su momento, hoy –afortunadamente– son normales. Las mujeres han abandonado entornos protegidos, se lanzaron a negocios y proyectos y alcanzaron metas inimaginables. ¡Cuántas luchas, esfuerzos, lágrimas! Cuántos pasos hay que salir de la caja.

Soy agradecido de lo que tenemos hoy, de lo que hemos logrado y de lo que lograremos; Quiero mirar hacia el futuro y hacerlo con esperanza, porque las mujeres han conquistado espacios que van más allá del perímetro de su país y esto realmente es Elegante.

Sin embargo, permítanme, de vez en cuando, volver la mirada hacia el espalday sonríe a la señora Bianchi que me entrega el caramelo y, guiñándome un ojo, me dice:

“No se lo digas a mamá, ¿eh?”

Para desandar el largo camino que nos trajo hasta aquí, te sugiero que eches un vistazo a La falta de paridad Por Claudia Goldini.

Hace un siglo era un hecho que una mujer tenía un título forzado elegir entre una carrera satisfactoria y la posibilidad de formar una familia. Hoy en día hay más mujeres con títulos universitarios que nunca y cada vez más lo desean. triunfar en tu vida profesional sin renunciar a tu vida privada y tener hijos, pero los desafíos persisten en el trabajo y en el hogar. ¿Por qué parece que poco o nada ha cambiado en cien años?

Claudia Goldínprofesora de la Universidad de Harvard y premio Nobel de Economía, recorre las estrategias adoptadas por generaciones de mujeres para afrontar y resolver el problema de conciliar carrera y familia, revelando por qué la verdadera igualdad para las parejas que trabajan sigue siendo una aspiración constante frustrada.

Basado en décadas de investigación, Goldin ofrece una mirada nueva y profunda a las diferentes experiencias de las mujeres desde 1900 hasta hoy, examina las ambiciones que los impulsaron y los obstáculos que tuvieron que superar en términos de carrera, trabajo, matrimonio e hijos. Y muestra cómo la verdadera vulnerabilidad son las profesiones. avaroes decir, aquellas que, al compensar de forma desproporcionadamente mayor la disposición a trabajar más horas e incluso los fines de semana, tienden a perpetuar las desigualdades entre mujeres y hombres.

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