¿Tiene base científica la “regla manual” de Fallout para salvarnos de una explosión atómica?

En los últimos días se ha hablado mucho de la serie de televisión. Caer, inspirado en el videojuego del mismo nombre y, en particular, en la llamada “regla general”, útil para sobrevivir en caso de explosión atómica. Según esta teoría, si detectamos una nube en forma de hongo tenemos que extiende el brazo y levanta el pulgar: si el hongo es más grande que nuestro pulgar… bueno, estamos demasiado cerca de la explosión y por mucho que corramos no hay manera de salvarnos; si por el contrario es más pequeño que nuestro pulgar, tenemos algunas posibilidades. No es casualidad que el chico de la bóvedala mascota de Fallout, nos da el visto bueno: no sólo nos dice “ok”, sino que también mide el tamaño de la nube en forma de hongo.

¿Pero tiene este método una base científica? Según un estudio publicado en 2018 por algunos investigadores de Leicester, la respuesta es “no”: podemos salvarnos siempre que nos movamos con prontitud, pero en teoría -y repetimos, en teoría- podríamos sobrevivir.

Primero se planteó la hipótesis de lanzar una bomba desde 15 kilotones, como el de Hiroshima, que tiene claramente menos poder que las armas con las que están equipados los gobiernos hoy en día. La distancia aproximada que debe haber entre nosotros y el hongo para verlo del mismo tamaño que nuestro dedo es de aproximadamente 12,6 kilómetros. A esa distancia el quemaduras el’envenenamiento por radiaciónIncluso si los viento rápidamente comenzaría a hacer la radiación viaja también en nuestra dirección.

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Los investigadores consideraron una velocidad media del viento de 24 kilómetros por hora: esto significa que en alrededor de media hora esta gran área radiactiva 2,3 kilómetros Nos llegaría una intensa radiación. Para salvarnos la única alternativa sería movernos. 1,65km en dirección perpendicular a la del viento menos de media horapara salirnos de su trayectoria y, si tenemos suerte, salvarnos.

Entonces, para recapitular: si la explosión es tan grande como nuestro pulgar –al menos en teoría– bastaría con recorrer 1,65 km en dirección perpendicular al viento en menos de media hora para tener algo de tiempo. oportunidad para salvarnos. Dicho esto, se trata de una gran aproximaciónconsiderando que en realidad la viento se comporta de manera mucho más impredecible y existen muchos otros factores que pueden influir en la propagación de la radiación: en caso de explosión atómica, la solución más segura no es huir sino refugiarse en el búnker antiatómico más cercano, si está disponible.

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