Rapero iraní condenado a muerte y solidaridad selectiva – Pierre Haski

Rapero iraní condenado a muerte y solidaridad selectiva – Pierre Haski
Rapero iraní condenado a muerte y solidaridad selectiva – Pierre Haski

30 de abril de 2024 09:31

Su nombre es Toomaj Salehi, pero se le conoce simplemente como Toomaj. Tiene 33 años y hasta 2021 ha pasado más tiempo tras las rejas que en libertad. Hace unos días un tribunal iraní lo condenó a muerte, una pena desproporcionada para un músico comprometido pero no violento.

Toomaj es uno de los rostros de la generación que se puso del lado de Mahsa Jina Amini, la niña que murió a manos de la policía religiosa a causa de un velo mal llevado. Hoy una campaña internacional intenta salvar al rapero de sus verdugos, pidiendo su liberación.

Varias figuras destacadas, entre ellas la artista de origen iraní Marjane Satrapi y la actriz Golshifteh Farahani, escribieron ayer a Emmanuel Macron para pedirle que interviniera en defensa del músico, recordando al presidente francés que el año pasado había recibido a un grupo de mujeres iraníes apoyando su causa.

Pero Toomaj acabó en medio de las divisiones producidas por el conflicto palestino-israelí, que empuja las diferencias entre las víctimas. Nuestro mundo, al parecer, experimenta diferentes emociones dependiendo de la identidad de la víctima.

Quienes se movilizan por Toomaj -el 28 de abril hubo manifestaciones en varios países- critican el silencio sobre su caso por parte de quienes protestan con vehemencia contra las masacres en Gaza. Quizás esto suceda porque Teherán está en conflicto abierto con Israel, por lo que alguien que apoye a un oponente del régimen de Teherán significaría estar del lado de quienes bombardean Gaza.

En este Medio Oriente atravesado por pasiones y vientos de locura hay una empatía selectiva que ha contaminado al resto del mundo.

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El ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre causó más de mil muertes, en su mayoría civiles, mientras que la respuesta israelí causó decenas de miles de víctimas, también en su mayoría civiles. Desde entonces ha existido una cierta tendencia a distinguir entre los muertos. La solidaridad se ha vuelto selectiva, como si no se pudieran defender los principios universales y no se pudiera llorar a todas las víctimas.

El destino de Toomaj debería inspirar la solidaridad de todos. El movimiento “Mujer, Vida, Libertad”, nacido tras la muerte de Mahsa Amini, había atraído el apoyo y la admiración de gran parte del mundo. La defensa del rapero iraní, lógicamente, debería ser su extensión. Pero los conflictos de la región han puesto las cosas patas arriba. El régimen iraní intenta aprovechar los movimientos de solidaridad con los palestinos para rehacer su imagen, aprovechando el hecho de que los campus occidentales están centrados en Gaza e ignoran otras causas.

El deseo de defender los derechos humanos debería impulsarnos a solidarizarnos con los palestinos, que sufren un castigo colectivo insoportable en la Franja de Gaza; con los rehenes israelíes todavía en manos de Hamás (esto también es un crimen de guerra); y con un rapero iraní privado de libertad que corre el riesgo de ser ejecutado por un régimen despiadado. Lamentablemente parece que en 2024 esto es imposible.

(Traducción de Andrea Sparacino)

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