¿Das MENOS de 7000 pasos al día? ¡Tendrás MÁS hambre!

¿Das MENOS de 7000 pasos al día? ¡Tendrás MÁS hambre!
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¿Alguna vez te ha sorprendido sentir un hambre insaciable después de pasar un día mayoritariamente sentado?

Un estudio reciente publicado en The American Journal of Clinical Nutrition puede tener la respuesta que busca.

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Shutterstock/FotoAndalucia

El vínculo entre la actividad física y la regulación del apetito es bien conocido:

si practicas más actividad física, tu apetito aumentará para compensar el mayor gasto energético.

Sin embargo, siguiendo a 421 adultos durante un año, los investigadores descubrieron un fallo en este mecanismo de control, más concretamente identificaron un umbral mínimo preciso de actividad física que ayuda a regular nuestro apetito: 7.116 pasos por día.

Los participantes del estudio se dividieron en grupos según la cantidad de movimiento diario, medida en pasos.

Los individuos del grupo menos activo, que caminaban menos de 6.062 pasos por día, mostraron resultados preocupantes. No sólo acumularon una mayor cantidad de masa grasa al final del año de observación, sino que también mostraron niveles más altos de desinhibición y antojos de alimentos poco saludables y ricos en calorías, como patatas fritas, hamburguesas y pizza.

¿La razón detrás de este fenómeno? Según los autores, cuando no nos movemos lo suficiente, nuestro cuerpo tiene dificultades para regular adecuadamente la ingesta de alimentos. Sin suficiente movimiento, el sistema que controla nuestro apetito no se “apaga” en el momento adecuado, lo que nos lleva a consumir más calorías de las que quemamos.

En breve, es como si la Naturaleza no hubiera planteado ni remotamente la hipótesis de que los seres humanos podrían volverse más perezosos que un perezoso en hibernación…

Obviamente, esta condición puede provocar un aumento de peso, ya que el cuerpo almacena el exceso de energía en forma de grasa.

Las conclusiones

El estudio condujo a tres hallazgos principales:

  1. Relación entre la ingesta de calorías y la actividad física: Los investigadores han notado que cuanto más activa es una persona, mayor es la cantidad de calorías que consume. Sin embargo, sorprendentemente, las personas que lo hacen demasiado pocoLas personas físicamente activas tienden a consumir más calorías que las que son ligeramente más activas, y casi tantas como las que son muy activas.
  2. Subestimación del consumo de calorías.: Quienes realizan menos actividad física no sólo refieren comer menos de lo que realmente hacen, sino que también muestran una mayor tendencia a comer en exceso de forma casual, es decir, sin controlar sus hábitos alimentarios, en comparación con quienes son más activos.
  3. Aumento de masa grasa: Las personas menos activas no sólo comen más calorías, sino que también acumulan más masa grasa, lo que aumenta significativamente su riesgo de ganar peso notablemente en el transcurso de un año. Estos hallazgos sugieren que la baja actividad física es un factor de riesgo para el aumento de peso, ya que impide alcanzar un equilibrio energético.

Las limitaciones del estudio.

Como cualquier investigación, esta también tiene algunas limitaciones que merecen ser destacadas, incluido el hecho de que, si bien surge una correlación clara entre niveles más bajos de actividad física y un mayor aumento de peso, establecer una relación causal directa es más complejo. Es posible que otros factores no medidos ni controlados en el estudio, como el estrés psicológico o las variaciones metabólicas individuales, puedan influir en los niveles de actividad física, así como en la regulación del apetito y el peso.

Además fActores como la disponibilidad de alimentos, el tipo de dieta, la salud mental y el apoyo social desempeñan papeles cruciales en la regulación del peso y podrían interactuar de manera compleja con la actividad física para influir en la conducta alimentaria y el control del peso. Estos factores no fueron examinados en detalle en el estudio.

Estas limitaciones no disminuyen la importancia de los hallazgos, pero resaltan la necesidad de realizar más investigaciones para explorar más a fondo los mecanismos y las interacciones que vinculan la actividad física, el apetito y el control del peso.

Al menos 7000 pasos al día, o…

Este estudio no sólo destaca la importancia de mantener un nivel mínimo de actividad física para el control del peso, sino que también ofrece una solución sencilla y alcanzable para cualquier persona. Alcanzar los 7116 pasos al día puede ser más fácil de lo que cree: un paseo por el parque, elegir las escaleras en lugar del ascensor o dar un paseo extra con su perro son formas sencillas de aumentar el número de pasos diarios.

7.000 pasos por día en realidad no es tanto, pero es importante señalar que aunque el estudio se centró en los pasos diarios como medida de actividad física, este valor no captura la integridad de la actividad física de una persona, que también debería incluir la evaluación de la intensidad y el tipo de ejercicio que pueden tener diferentes efectos sobre el apetito y el metabolismo.

En resumen, moverse no sólo es bueno para la salud física, sino que también es fundamental para mantener nuestro apetito bajo control. Si a menudo siente hambre a pesar de una ingesta adecuada de calorías, evalúe su nivel de actividad física: ¡tal vez sea el momento de tomar algunas medidas adicionales!

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