Si los verdaderos pacifistas ayer como hoy son los conservadores

Entre las muchas escuchadas en estos días de empalagosas polémicas, vale la pena anotar en la libreta para futuras referencias la del Ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano, que recordó que en Europa sólo dos líderes conservadores -hoy diríamos de derechas- se opusieron Nazifascismo con fuerza y ​​determinación, como Winston Churchill y Charles de Gaulle. Del otro lado, el comunista, Stalin hizo un pacto con Hitler que le dio al jefe de Alemania la fuerza política para hacer lo que hizo. Esto quiere decir cuán falsa e infundada es la ecuación derecha igual a fascismo y cuán importante es el papel que los conservadores han jugado en la historia y juegan en los asuntos actuales para defender la libertad de los pueblos de tiranías de todo tipo y color. Por supuesto, la libertad tiene un enorme precio económico y humano, como bien saben los ingleses y franceses que tuvieron que soportar las bombas (las primeras) y también la ocupación (la segunda) durante la Segunda Guerra Mundial. Más allá de la retórica totalmente italiana según la cual la Liberación era fruto exclusivo de la rebelión partidista (en 1943 sólo había cinco mil combatientes armados, al año siguiente poco más de diez mil, como lo documentaba la otra tarde el escritor partidista Giorgio Bocca por Bruno Vespa) es obvio que los pueblos oprimidos o amenazados, como lo fue Italia bajo el fascismo, sólo pueden esperar salvarse si reciben la ayuda de naciones libres. Apoyar, como ocurre en amplios sectores de la izquierda italiana y europea, la epopeya de nuestra liberación y al mismo tiempo pronunciarse en contra de la ayuda militar a Ucrania (invadida por un nuevo Hitler) y a Israel (cuyo derecho a la existencia es negado por los terroristas árabes) es un buen oxímoron. Por esta razón, hoy sólo los conservadores -desgraciadamente no todos- pueden garantizar que la palabra “paz” nunca será intercambiada por la palabra “rendición”, rendición a la ley del más fuerte (Putin) o del más despiadado (Hamas). Esta es la tarea que corresponde a la derecha italiana: demostrar en la práctica cuán alto es el sentido de solidaridad entre los pueblos y cuán indispensable es el dogma de la libertad.

Y esto es lo que está sucediendo, incluso si no se informa suficientemente y también se tergiversa y se opone a aquellos partidarios de la pluma movidos por el resentimiento y no excluyo la envidia.

PREV La investigación en Liguria y sus implicaciones políticas
NEXT “Bio slow Pane eolio” es el primer biodistrito siciliano reconocido por el ministerio