Forania de Squinzano. Encuentro del arzobispo con las mujeres consagradas en los institutos seculares

Forania de Squinzano. Encuentro del arzobispo con las mujeres consagradas en los institutos seculares
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Durante la visita pastoral del arzobispo Michele Seccia a squinzanolas consagradas de los institutos seculares presentes en la zona quisieron encontrarse con el padre y pastor de la Iglesia local.

Ubicado en el convento de los Frailes Menores Santa María delle Grazie de Squinzano por el párroco Padre Salvatore Giardinapudieron disfrutar de la presencia del arzobispo que abrazó a cada hermana, escuchó la presentación de cada una y del instituto al que pertenecía, dirigió su palabra, entregó su mensaje, contó su experiencia vocacional, todo con la ternura y el cuidado que una el padre reserva para sus hijos.

El coordinador diocesano ciis (Congreso italiano de institutos seculares) Carmelina Miglietta dirigió su saludo en nombre de todos, con el corazón lleno de alegría y gratitud por la posibilidad de poder encontrar juntos al arzobispo (estuvieron presentes once hermanas de varios institutos seculares: la Pequeña Familia Franciscanael Siervas de Dios Misericordiai Siervos del sufrimientoel Misioneros de la Palabra de Dios y una hermana deOrdo Virgen). Luego describió la identidad del consagrado seglar, destacando las especificidades de la vocación seglar.

“El consagrado secular – dijo – es aquel que, tocado por la gracia, se convierte en signo de la presencia de Dios en el mundo, capaz de hacerse prójimo del hombre donde llora, sufre, espera y se alegra. Es un corazón que ve y ama al otro en la vida cotidiana hecha de alegrías y dolores, de dificultades y esperanzas porque, como Cristo, se convierte en compañero de viaje por los caminos del mundo, inserto en aquellas realidades terrenas que debe tocar. y transformar”.

La peculiaridad de la consagración secular está precisamente en estar injertada en la vida cotidiana de los hermanos y hermanas; ser portadores de uno Buenas noticiasnarrador de la Merced de Dios, de la caricia de Dios que se inclina sobre la humanidad, viviendo y mezclándose con todos, anunciando la alegría del Evangelio en los suburbios: en las propias familias, entre los compañeros de trabajo o de estudio, al prójimo, en las zonas de marginación, tratando de ser sembradores de esperanza y agentes de paz.

El testimonio creativo de la consagración secular surge de una mirada atenta, sin prejuicios pero envolvente como un abrazo; se enriquece con un corazón capaz de escuchar, que se inclina hacia las necesidades de los demás.

Los laicos seglares consagrados viven este tiempo histórico y este mundo -aspectos teológicos de su experiencia vocacional- con la conciencia de que es un tiempo difícil pero propicio, de crisis pero también de gracia, de incertidumbres pero también de desafíos que afrontar. Un tiempo habitado por Dios.

La actitud ante estas realidades no es de resignación, sino de esperanza con la firme convicción de que caminando junto a todos los consagrados, con todos los hermanos y hermanas entre los que vivimos, podemos ser profetas en la historia y voz auténtica en la Iglesia que se compromete, con renovado coraje y entusiasmo, a vivir y anunciar la buena nueva del Evangelio.

En cada mujer consagrada está vivo el sentido de pertenencia a la Iglesia Diocesana y a la propia comunidad parroquial, hay un compromiso activo de colaboración activa y de compartir la vida pastoral diaria, signo y testimonio de fidelidad y servicio prestado a la Iglesia y a el mundo con el don de la propia vida.

Cada uno es consciente del gran don de la vocación recibida, de pertenecer a un Instituto en la observancia, pero que pertenece a todos en la caridad, que la vida compartida con Dios y con los hermanos es una vida plena, agradecida, hermosa”.

Después de escuchar atentamente, el arzobispo abordó sus palabras de maestro y constató que la riqueza y la siembra de los diversos carismas por el Espíritu es tan creativa y fecunda que cada mujer consagrada, viviendo su propio carisma, expresa una apariencia y un don particular. . Pero la expresión y la definición más bella de toda llamada del Señor – añadió – es: “estar ante Dios para la humanidad”.

Recomendó un programa de vida diario para practicar tal estado de vida: frecuencia y asiduidad en la escucha de la Palabra, oración, participación en la Eucaristía, para permanecer fieles al Dios que llama al compromiso de servicio y fidelidad a su amor. ; finalmente nos instó a asimilar los sentimientos que pertenecían a Jesús para llevar a Dios a la humanidad y la humanidad a Dios, a entregar la vida al servicio de Dios y de los hermanos, a hacer de la vida un servicio y una inmolación, salvaguardando esta conciencia: “tú Estáis en el mundo con Dios, estáis con Dios para el mundo”.

El diálogo con el Obispo continuó con algunas preguntas: ¿Cómo ser profetas de esperanza y de participación en la sociedad actual? ¿Cómo responder a las emergencias actuales? ¿Cómo podemos colaborar más incisivamente en la misión de la Iglesia? ¿Cómo podemos anunciar el carisma de la consagración secular a los jóvenes de hoy? ¿Qué ayuda podemos ofrecer a las comunidades eclesiales como mujeres consagradas?

El arzobispo respondió refiriéndose al lema elegido al iniciar su ministerio episcopal en nuestra diócesis: “Ser colaborador de la alegría”, porque la alegría es Cristo, la alegría es poseer el Espíritu, don de Dios, que guía, ilumina, asigna tareas. , suscita buenas intenciones y ardor misionero, actúa en el corazón de cada discípulo”.

Don Vanni Biscontipárroco de María Reina, presente en el encuentro, expresó su agradecimiento por la presencia y el precioso servicio que las consagradas ofrecen en su comunidad parroquial en los ámbitos de la liturgia, la catequesis, la caridad y la profesión que dan a la comunidad. Aprovechar cada día la riqueza de la consagración, dijo, es motivo de gratitud al Señor que quiere que todos colaboren en la misma misión.

En el saludo final el arzobispo nos instó a caminar juntos en la gracia del Señor y agradecerle siempre por todo lo que nos da.

Las consagradas le pidieron que bendijera su compromiso renovado, su servicio fiel, su elección clara de estar juntas para orar, anunciar, testimoniar, vivir en el mundo para conducirlo a Dios con la propia identidad carismática; estar juntos para cooperar con el obispo, los sacerdotes y entre los diversos Institutos; estar juntos para afrontar juntos el futuro no dispersos sino unidos hacia el único ideal que es la vida consagrada al Señor, don para la Iglesia y para el mundo.

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