“Llegará el día en que tal vez la humanidad comprenda que todo lo que ha hecho, todo lo que hace y todo lo que hará, es como si hubiera ocurrido en una gota de rocío que cuelga de la punta de una brizna de hierba, en una montaña solitaria en amanecer en un día soleado. Un día comprenderemos que la humanidad es una sola, la de ayer, la de hoy y la de mañana; que sólo hay una vida, que es un fenómeno maravilloso y que estamos unidos por un fino hilo helicoidal llamado ADN”. por Hamer Salazar, publicación de Elisa Mascia de San Giuliano di Puglia -Campobasso

“Llegará el día en que tal vez la humanidad comprenda que todo lo que ha hecho, todo lo que hace y todo lo que hará, es como si hubiera ocurrido en una gota de rocío que cuelga de la punta de una brizna de hierba, en una montaña solitaria en amanecer en un día soleado. Un día comprenderemos que la humanidad es una sola, la de ayer, la de hoy y la de mañana; que sólo hay una vida, que es un fenómeno maravilloso y que estamos unidos por un fino hilo helicoidal llamado ADN”. por Hamer Salazar, publicación de Elisa Mascia de San Giuliano di Puglia -Campobasso
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Foto cortesía de Hámer Salazar durante la presentación de CANTO PLANETARIO en la Benemérita Biblioteca Nacional de Costa Rica, que tuvo lugar el 7 de septiembre de 2023. Crédito: Nicole Sancho

canto silencioso
Por Hamer Salazar

Un martín pescador se sumerge hasta el fondo del lago y sale con un pez en el pico; una hormiga corta la cabeza del hormiguero que lleva un pétalo de una pequeña flor; el hombre cosecha lo que ha sembrado en el campo…
Cada uno de ellos es un pedazo de vida. Cada forma de vida, por extraña, hermosa o espectacular que sea, es un milagro, porque no conocemos ningún otro lugar en el Universo donde exista vida.
Todos compartimos este milagro, el de la transformación de los elementos de la naturaleza en moléculas orgánicas, en ADN, en orgánulos celulares, en células… Incluso en formas maravillosas de ARN que no se convierten en formas de vida pero que son capaces de traer la puso al mundo de rodillas, como el virus quiropterofílico que dividió la historia de la humanidad en un antes y un después del COVID-19.
Toda vida es generada por otra vida y todo lo que hay en este hermoso Planeta fue generado en él, por eso es un Planeta vivo, un Planeta que respira con las estaciones; que baila en el sistema solar y se mueve con las estrellas; que retuerce sus entrañas formando volcanes, montañas, lagos y océanos; que juega con el agua transformándola en nube, lluvia, nieve, escarcha o rocío; que lo vuelve sedoso en las minúsculas gotas de niebla que se forman en las cascadas, o duro como roca cuando se convierte en granizo; juguetones como las olas o peligrosos cuando ríos y desfiladeros se desbordan.
Un Planeta que se maquilla y coquetea vistiendo de dorado al atardecer, divirtiéndose por la noche con la aurora boreal o, tras una tarde lluviosa, coronándose con un arcoíris. El ser humano somos una especie más en la biodiversidad planetaria. Pero no cualquier especie. Es el que ha sido capaz de transformar gran parte del paisaje terrestre.
Donde antes había selvas, desiertos o lagos, hoy hay ciudades, asfalto, tejados, campos de cultivo… Miles de millones de plantas y animales salvajes han perdido su hábitat y las poblaciones se han reducido notablemente, algunas incluso han desaparecido para siempre de la faz del planeta. Planeta.
Sólo en 1900 la población rondaba los dos mil millones, hoy en día hay alrededor de ocho mil millones de seres humanos. Todos requerimos materiales de construcción para viviendas y edificios; todos necesitamos agua y alimentos, fibras o materiales sintéticos para confeccionar nuestra ropa; fibras vegetales para la producción de papel…

Nos desplazamos en aviones, barcos, trenes y todo tipo de vehículos construidos con metales o plásticos, en cualquier caso materias primas extraídas de la tierra y transformadas.
En el planeta, como decía Heráclito, la constante es el cambio. El pez que el martín pescador sacó del lago se volverá más martín pescador; el trozo de flor que trae la hormiga será alimento para una seta, que luego será devorada por la hormiga… La cosecha que recogerá el granjero y que llegará a nuestras mesas la transformaremos en más seres humanos. Todo lo que consumimos proviene de la tierra y se transforma para convertirse en la criatura biológica que somos. Somos elementos de la naturaleza transformados en seres humanos.
Y como todo cambia, la biodiversidad del Planeta también cambiará y se adaptará a las nuevas condiciones ambientales.
Los humanos somos unos recién llegados al elenco de la biodiversidad y quizás una especie con una existencia efímera, y esta hermosa esfera azul seguirá bailando con los demás Planetas y continuará su viaje en el espacio sideral, pero sin el ser humano.

Llegará el día en que tal vez la humanidad comprenda que todo lo que ha hecho, todo lo que hace y todo lo que hará, es como si sucediera en una gota de rocío colgando de la punta de una brizna de hierba, en una montaña solitaria al amanecer. en un día soleado. Un día comprenderemos que la humanidad es una sola, la de ayer, la de hoy y la de mañana; que sólo hay una vida, que es un fenómeno maravilloso y que estamos unidos por un fino hilo helicoidal llamado ADN.
Quizás algún día comprendamos que la vida no es una lucha constante, porque de lo contrario estaremos en guerra permanente con la vida misma, con nuestros semejantes y con el Planeta; que la paz es un engaño porque la hemos concebido como ausencia de guerra, o quizás lo entenderemos demasiado tarde, cuando alguien haya activado los botones rojos…
Es entonces cuando cesará la agitación humana, el Planeta reverberará y el Universo escuchará el canto silencioso con la memoria de la conciencia humana, la suya y la mía, que ya no cantará las maravillas de lo que existe.

Nota:
Este artículo está incluido en CANCIÓN PLANETARIA: HERMANDAD EN LA TIERRA, Tomo I, recopilatorio de Carlos Javier Jarquín, (HC EDITORI, Amazon.com, 2023).

Sobre el Autor:
Hámer Salazar es biólogo, investigador, columnista y escritor. Ha escrito doce libros, incluido el más reciente en formato ensayo, como “HACIA LA FÓRMULA DE LA VIDA”: claves para el regreso a la Naturaleza; GRECIA la de América y el “DICCIONARIO GEOGRÁFICO HISTÓRICO DE COSTA RICA DE FELIX F. NORIEGA”, del cual es compilador, así como la novela “AUTOPSIA”: encuentro con la muerte en sus versiones inglés y español, publicada en Amazon; como columnista escribió alrededor de 500 artículos de opinión en diversos medios. En el ámbito científico se han dedicado cuatro especies de insectos y una de plantas.

Contacto: [email protected]

En la foto, Hámer Salazar y Carlos Javier Jarquín, foto: 07 de septiembre de 2023, crédito: Nicole Sancho

canto silencioso
Por Hamer Salazar

Un martín pescador se sumerge hasta el fondo del lago y sube con un trozo; una hormiga bajita se acerca al hormiguero recogiendo un pétalo de una pequeña flor; un humano recoge cosas en el campo…
Cada uno de ellos es un trozo de vida. Cada forma de vida, por extraña, bella o espectacular que sea, es mil, porque no conocemos ningún otro lugar en el universo donde exista vida.
Compartamos todos este mil, la transformación de los elementos de la naturaleza en moléculas orgánicas, en ADN, en órganos celulares, en células… Incluidos en formas maravillosas de ARN que no tienen relación con ser formas de vida pero que son capaces de ser el humanidad de bastones, como el virus quiróptero que dividió la historia de la humanidad antes y después del COVID-19.
Toda vida es engendrada por otra vida y todo lo que hay en este maravilloso planeta ha sido engendrado en él, porque es un planeta vivo. Un planeta que respira con las estaciones; que baila en el sistema solar y se mueve con las estrellas; que vuelve sus entradas para formar volcanes, montañas, lagos y océanos; que juega con el agua transformándola en nube, lluvia, nieve, seco o roca; lo que lo hace sedante en los diminutos dedos negros que se forman en las cascadas, o tan duro como la roca cuando se convierte en granito; juguetona como los árboles o peluda cuando desbordan ríos y quebradas.
Un planeta tan bellamente maquillado y cubierto de oro se puede ver al final de la tarde, disfrutando de la noche con la aurora boreal o, después de una lluvia tardía, coronándose con un arco. Los humanos son una especie mayor en la biodiversidad planetaria. Pero no una especie cualquiera. Es el que es capaz de transformar gran parte del paisaje terrestre. Donde antes había bosques, desiertos o lagos, hoy había ciudades, asfalto, techos, campos de cultivo… Miles de miles de plantas y animales salvajes han perdido sus hábitats y las personas se han visto notablemente reducidas, algunas incluidas, han desaparecido. para siempre. la faz del planeta.
Sólo en el año 1900 la población buscaba dos mil mil personas, hoy caminamos ante los ojos de un millón de miles de humanos. Todos necesitamos materiales de construcción para viviendas y edificios; todos necesitamos agua y alimentos, fibras o materiales sintéticos para confeccionar nuestra ropa; fibras vegetales para la producción de papel…

Nos desplazamos en aviones, barcos, trenes y todo tipo de vehículos construidos con materiales metálicos o plásticos, en todos los casos, materias primas ajenas a la tierra y transformadas.
Y es que, en el planeta, como decía Heráclito, la constante es el cambio. Porque cuando saque el martín pescador del lago, se volverá más martín pescador; el coágulo de flores que llevará la hormiga será el alimento de un hongo, que luego será devorado por la hormiga… eso que el agricultor aprecia y que se adherirá a nuestros cultivos también lo transformaremos en más seres humanos. Todo lo que consumimos proviene de la tierra y se transforma para convertirla en la criatura biológica que somos. Estos elementos de la naturaleza se transformaron en seres humanos.
Y a medida que todo cambie, la biodiversidad del planeta también cambiará y se adaptará a las nuevas condiciones ambientales.
En la lista de la biodiversidad y las preguntas está incluido el ser humano, una especie de existencia efímera, y esta pulcra esfera azul seguirá bailando con los demás planetas y seguirá su viaje por el espacio sideral, pero sin ser humano.
Recordará el día en que la humanidad comprenda que todo lo que tiene, todo lo que hace y todo lo que tendrá, es como se encontrará en la mejilla de una roca colgando de la punta de una brizna de hierba, en una montaña solitaria al amor. de un día soleado. Algún día entenderemos que la humanidad es una sola, el día, el día y el día; que la vida es una sola, que es un fenómeno maravilloso y que estamos unidos por un corto eje helicoidal llamado ADN.
Algunos días entendemos que la vida no es una vida constante, porque si no fuéramos así, estaríamos en guerra permanente con nuestra propia vida, con nuestros semejantes y con el planeta; que la paz es un engaño porque la concebimos como ausencia de guerra, o a veces la entendemos tarde, cuando alguien ha activado los botones rojos…
Será entonces cuando cese la multitud humana, el planeta se volverá verde y el universo escuchará el canto silencioso con la memoria de la conciencia humana, la suya y la mía, que ya no cantará las maravillas de cuantas existen.

Nota:
Este artículo está incluido en CANTO PLANETARIO: HERMANDAD EN LA TIERRA, Tomo I, recopilación de Carlos Javier Jarquín, (HC EDITORES, Amazon.com, 2023).

Sobre el Autor:
Hámer Salazar es biólogo, investigador, escritor y columnista. Ha escrito dos libros, entre los que surgen más recientemente en formato de ensayo, como son HACIA LA FÓRMULA DE LA VIDA: claves para el regreso a la Naturaleza; GRECIA América y el DICCIONARIO HISTÓRICO GEOGRÁFICO DE COSTA RICA DE FELIX F. NORIEGA, del cual es compilado, así como la novela AUTOPSIA: encuentro con la muerte en su versión inglés y español, publicada en Amazon; Como columnista ha escrito alrededor de 500 artículos de opinión en diferentes medios. En el ámbito científico se le han dedicado cuatro especies de insectos y una planta.

Contacto: [email protected]

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