El coste de las emisiones de gases de efecto invernadero en el G7 penaliza la competitividad

El coste de las emisiones de gases de efecto invernadero en el G7 penaliza la competitividad
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El costo de la energía y las emisiones de gases de efecto invernadero pesan sobre los desafíos para la competitividad del B7. En particular Altos precios de electricidad constituyen una carga adicional, en particular para las empresas y los consumidores europeos, que soportan unos precios que se encuentran entre los más altos a nivel internacional, el doble que los del mercado chino. Entre las desventajas competitivas está el alto coste de las emisiones de gases de efecto invernadero en el G7 en comparación con los países que aún no han adoptado políticas efectivas de sostenibilidad, siendo el precio europeo deLas emisiones de gases de efecto invernadero en 2023 serán de 90,26 $/tCO2e., diez veces más alto que el precio chino. Así lo pone de relieve el B7 Flash, la nota de Confindustria y Deloitte redactada con motivo del evento del B7 “G7 Industry Stakeholders Conference” previsto en Turín el 28 de abril y de la reunión ministerial del G7 sobre “Energía, medio ambiente y clima” prevista para el 28, 29 y 30 de abril en la capital piamontesa. B7 Italia 2024, del cual Deloitte Italia es el único Knowledge Partner, está dirigido por Confindustria y presidido por Emma Marcegaglia.

Otro coste a considerar es el de los llamados “activos abandonados”, es decir, todas aquellas inversiones que, por su vinculación con los combustibles fósiles, están destinadas a perder valor en los próximos años. Según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), incluyendo recursos financieros, infraestructura, equipos, contratos y empleos, las estimaciones globales de activos de combustibles fósiles abandonados para 2035 ascienden acumulativamente a al menos un billón de dólares. Esta cifra aumentará a más de 4 billones de dólares cuando se implementen políticas climáticas capaces de alcanzar el objetivo de 1,5°C. A estas cifras se sumarán los costes potenciales por el desmantelamiento anticipado de parte de las redes de transporte y distribución de electricidad no compatibles con el mix de generación renovable y de equipamientos industriales y civiles basados ​​en el uso de combustibles fósiles. Por lo tanto, los activos y recursos que no puedan recuperarse debido a una obsolescencia prematura en el contexto de la transición verde se convertirán en una carga económica para las empresas y los consumidores.

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