Alfa Romeo Alfetta, el sedán más deportivo del mundo

Sirenas llamando a gritos a la ciudad, ruedas humeando y ese inconfundible ruido del eje gemelo que se mete directo en el oído para descender al corazón e inundarlo de calor. Ese motor es único, porque es capaz de expresar fuerza, vigor y potencia. Incluso simplemente de los altavoces de un televisor uno se pone la piel de gallina de la emoción al escuchar una nota. Luego curvas diseñadas de forma temeraria y locas persecuciones a altísima velocidad entre gente de mala reputación y la policía. Cuántas veces hemos visto escenas similares en una de las muchas películas del género “polizziotesco” de los años 70, tan popular en Italia en ese momento. La protagonista de cada película era ella: laAlfa Romeo Alfetta. Un coche inatrapable, afilado como un sable, ideal tanto para una fuga como para una persecución. Junto con su “ancestro” Giulia, el Alfetta encarnó el espíritu de lucha de las berlinas Alfa, el de los coches familiares que ganan carreras. Una filosofía vigorosa y orgullosa.

Se puede atrever a decir que durante casi una docena de años ha marcado el ritmo, incluso frente a la competencia extranjera. Gracias a una línea ganadora, mecánicas refinadas y motores en la cima de la vivacidad. Un paquete irresistible para todos, como nos recuerda el cuñado de Lino Banfi en “Al bar dello sport”, quien habiendo descubierto las ganancias del pariente de más de mil millones en el Totocalcio, confiesa su deseo de comprar Alfetta por 20 millones de liras: “¿Y cuánto serán veinte millones de liras ahora?”; “Bueno, todavía son veinte millones”. Un mito que se convierte en un fenómeno popular nacional.

Un legado pesado

Llevar un nombre como este, “Alfetta”, significa que por un lado eres un poco temerario, porque molestarse con una etiqueta similar es peligroso, por otro lado tienes que estar seguro de que has hecho algo bueno. En Arese le dan a la nueva berlina de los setenta el nombre del coche Alfa capaz de ganar el título mundial de Fórmula 1 en 1950 con Nino Fariña y con Juan Manuel Fangio, el año siguiente. Este era un diablo rojo, capaz de asombrar al mundo entero con su librea rojiza y su trébol de cuatro hojas, dominando a lo largo ya lo ancho los distintos trazados del calendario. En ese momento llovieron los laureles sobre Arese, convirtiendo a Alfa en una marca para quitarse el sombrero, como decía Henry Ford. En 1972, cuando debutó el nuevo coche familiar, parte de ese ADN ganador extraído de aquellos míticos monoplazas se inculcó en aquellos circuitos metálicos. El nuevo Alfetta tiene entonces otra tarea ingrata que es suceder a otra leyenda de la marca, como es el Giulia y todos sus derivados. Otro auto ganador en la carretera y en la pista, amado sin medida por la gente de alfistas. En Arese, sin embargo, funcionaron más que bien: el Alfetta no solo no hizo que te arrepientas del Giulia, sino que se convirtió en el mejor auto del mercado.

La Alfetta asombra al mundo

La Alfetta se proyecta en escena con un estilo personal, grácil pero punzante, formado por líneas cuadradas, sin grandes nervaduras. El escudo Alfa es imprescindible en el centro de la parrilla, donde aparecen cuatro faros redondos, mientras que en la parte trasera se eleva el codón, para obtener una silueta a prueba de carretera. El interior se basa en mucho espacio y luz, acabados de alta calidad y acentos deportivos. La joya, sin embargo, es la mecánica. La distribución del peso está perfectamente equilibrada entre la parte delantera y la trasera; de hecho, los ingenieros de Alfa eligieron una solución refinada para mover la caja de cambios y el diferencial del capó delantero al eje trasero, de acuerdo con los dictados de esquema transeje. Incluso la suspensión es muy refinada, con un diseño de horquilla delante y un puente De Dion detrás. El resultado final le da al Alfetta un comportamiento en carretera único, inalcanzable para todos los demás autos de la época. Independientemente de la familia. En el momento de su debut, solo se espera el motor de 4 cilindros y 1.8 litros de doble árbol de levas, capaz de desarrollar 122 CV. En 1975 también llega el 1.6 de 109 CV y ​​en 1977 el 2 litros 130cv. Estos motores hacen del Alfetta el sedán más rápido, o mejor dicho, el sedán más rápido del mundo.

el pase de despedida

Con el tiempo, el Alfetta recibió varios rediseños, que nunca lo deformaron. Siempre se mantiene fiel a sí misma. Por un lado pierde algo, pero por otro añade otros nuevos, como el motor turbodiésel, que se convierte en el primer motor diésel sobrealimentado para un coche italiano en 1979. En 1975 saca un billete de ida para volar al extranjero, incursionando en el mercado americano donde adquiere la denominación de Sedán deportivo, compitiendo con el corazón deportivo italiano con los varios muscle cars con barras y estrellas. Entonces, existe su derivada laAlfetta GTV, el cupé en forma de cuña, que incendia las calles y triunfa en las pistas (dominio indiscutible en el Campeonato de Europa de Turismos entre 1982 y 1985). En 1984 la Alfetta abandona su trono, desde lo alto de 475.000 especímenes vendido. Su vacío no se llena conAlfa 90su heredero designado, ni de Alfa 164, que abandona el prestigioso esquema transaxle por una tracción delantera menos noble. La Alfetta, quizás, fue la cumbre alcanzada por Alfa Romeo, donde nunca más se atrevió. Los hombres de Arese mostraron al mundo cómo se construye un sedán rápido, preciso, brillante y refinado. Hoy, para revivir aquellos esplendores, basta con sintonizar una vieja película policiaca italiana y en un momento estamos dentro de un Alfetta persiguiendo a unos bandidos.

alfetta

PREV ÍNDICE DE CASE SHILLER: ¡CAÍDA LIBRE!
NEXT Moody’s eleva las estimaciones sobre Italia y la zona euro, tasas más altas de lo esperado Por Investing.com