Reemplace la revisión del centro que no puede sostenerse

Reemplace la revisión del centro que no puede sostenerse
Reemplace la revisión del centro que no puede sostenerse

Respondero las letras en lugar de Eric Alperguitarrista fundador de la banda allá por 2010. Banda no particularmente prolífica en el campo de la producción discográfica, ya que “El centro que no aguanta”el último en llegar, es sólo el tercer largometraje de su carrera.

Largometraje que, a pesar de haber transcurrido siete años desde el anterior (“Do Not Deviate”), no muestra síntomas de vejez, demostrando por el contrario estar acorde con los tiempos, si se presta atención a su estilo y su forma de ‘ser’.

Un estilo complicado, complejo por una maraña de digresiones sobre el tema, es decir, por la intersección del death metal con realidades distintas al mismo como el jazz, por ejemplo. Esta mezcla, que ciertamente no es la primera vez que se produce, permite que el sonido desarrolle digresiones extensas que, en la idea original, deberían hacerlo menos estático, menos compacto pero, por el contrario, rico en ingredientes diferentes de los que contiene. Se utilizan para cocinar la sopa habitual.

Sin embargo, no son sólo las intrusiones extra metálicas las que enriquecen el plato. En ‘Arrástrate por la Tierra’, por poner un ejemplo, se alternan con segmentos agresivos liderados por un gruñido no especialmente profundo, muy cercano a voces ásperas para raspar la carne. Un vaivén de formas de cantar que anticipa una de las principales características del LP: la disonancia.

De hecho, hay canciones donde el sonido se vuelve potente, a veces demoledor, como en ‘Impunidad ignominiosa’, donde se desata toda la potencia de fuego para arrasar con todo y con todos. Pero siempre dedicando gran parte de sus energías a la gran capacidad técnica del quinteto de Boston, partidarios, se puede decir con conocimiento, de una forma entrelazada y caleidoscópica de death metal técnico. Una definición exacta para describir su música sin posibilidad de error.

De James Dorton se ha dicho pero vale repetir que es un vocalista muy polivalente, capaz de afrontar y resolver lo que la música le ofrece. Evidentemente, dadas las premisas, también lo ya mencionado alper y su amigo hacha Kee Poh Hock se revelan músicos de notable nivel técnico, capaces de expresar tal masa de vatios como para crear una pared sonora granítica, consistente e inamovible. Pero sobre todo, llenar el álbum hasta el tope con numerosas incrustaciones solistas, como ya hemos dicho, nunca melódicas, pero sí bien variadas, que se integran perfectamente en el sonido.

Mención especial para la sección rítmica. Zak Baskin es un bajista formidable, que encadena acorde tras acorde distinto de los de seis (o siete) cuerdas, llenando así los agujeros, por así decirlo, dejados allí por los dos hachadores para una integridad casi total. Joey Ferrettia estas alturas es casi inútil decirlo, es un baterista irreprochable, cuyos patrones son extremadamente diferentes entre sí, incluso se podría decir que nunca son los mismos.

Hasta aquí la técnica. ¿Y arte? La respuesta, lamentablemente (para ellos), es casi inexistente, como suele ocurrir en determinados casos. death metal técnico. “El centro que no aguanta” es un álbum repleto de música interpretada con notable profesionalismo, lleno de pasajes elaborados que no siempre son agradables al oído. Si se escucha a un volumen alto, el plato satisface con su poder de demolición antes mencionado, pero nada más. Las canciones, cuya forma sigue un modelo extrarockero, se reconocen con cierta incomodidad por su inflexibilidad ante una eterna complicación subyacente.

Como si, en definitiva, yo Responder tienden hacia una autocelebración de su propia habilidad, de su propio talento ejecutivo que a menudo conduce al virtuosismo real.

Sólo para fanáticos incansables del death metal técnico extremadamente… técnico.

Daniele “dani66” D’Adamo

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