Billie Eilish persiguiendo la madurez – Giovanni Ansaldo

En el panorama pop dominante de los últimos años, Billie Eilish no se parece a nada más. Lo más llamativo de la cantautora angelina es que con tan solo 23 años ya ha ganado nueve premios Grammy y dos premios Oscar a la mejor canción original. Pero hay más que los números, que en sí mismos son impresionantes: Eilish ha encontrado una manera de conquistar las listas y hacer música que sea al mismo tiempo agradable y original. Nada que ver con el pop ligeramente cursi con tintes de punk-rock de Olivia Rodrigo o las canciones de Dua Lipa, que muchas veces suenan a canciones de entrenamiento de gimnasio o poco más.

Billie Eilish, junto a su hermano Finneas, utiliza el estudio de grabación como una orquesta, jugando con efectos y silencios de forma refinada y nunca banal, alternando momentos de silencio con otros de furia sonora. Sus canciones parecen simples, lineales, pero esconden sutilezas en cada rincón.

Sin embargo, tal vez precisamente por el talento en juego, su tercer álbum, Golpéame fuerte y suave, lanzado el 17 de mayo sin ningún sencillo de lanzamiento, actualmente es un poco decepcionante. Presentado como una continuación de la atmósfera oscura del debut. Cuando todos nos quedamos dormidos, ¿adónde vamos?, Golpéame fuerte y suave en cambio, es el gemelo más enrarecido del anterior. Mas feliz que nuncacomo lo demuestra balada poderosa La mayor. Más que extrañeza, esta vez también Eilish parece buscar madurez como compositora, ansiosa por distanciarse aún más de sus colegas.

Introducir, como han hecho algunos críticos extranjeros, nombres como Joni Mitchell es bastante lunático, pero en muchos pasajes del álbum la cantante de Los Ángeles parece querer sonar al menos diez años mayor a toda costa. Y si a veces esto la ayuda (Flor silvestre Es una destilación elegante, al igual que la canción inicial. Flacoen el que Eilish aborda temas delicados como el amor por las mujeres y la relación con el propio cuerpo), en otros momentos se siente el deseo de un shock más fuerte y de una sana audacia juvenil (Almuerzo, que en teoría debería ser la pieza que baraje las cartas, aunque suena plana una letra divertida en la que el cantante dice “a esa chica me la comería en el almuerzo”). Lo mismo ocurre por un rato. La cena (que parece una mala copia de las piezas del álbum debut).

Los arreglos de Billie y Finneas son siempre impecables, como en el final. Azul. Pero en general Golpéame fuerte y suave No está a la altura del potencial de los dos hermanos. Demasiado mesurado, demasiado dócil. Y, aunque de buena calidad en promedio, en definitiva demasiado predecible.

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