Grizzly Man de Werner Herzog: un documental sobre la naturaleza loca del hombre

Grizzly Man de Werner Herzog: un documental sobre la naturaleza loca del hombre
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Timothy Treadwell, inspiración y protagonista de Grizzly Man

Timothy Treadwell cara a cara con un oso pardo

De 1990 a 2003 un hombre llamado Timothy Treadwell Pasó su vida de verano en Parque Nacional y Reserva Katmai (Alaska) vivir junto con los osos pardos y “protegerlos”. Ponemos estas citas no por casualidad, porque lo que nos dice Werner Herzog en el sorprendente documental Hombre Grizzly (2005) es precisamente el desapego total de la realidad de Treadwell quien, al vivir ilegalmente en una reserva junto con los osos, pensaba que los estaba protegiendo. Pero, en realidad, les estaba perjudicando gravemente.

Como un niño atraído por la naturaleza salvaje convencido de que era especial y podía convertirse en uno con ella, Treadwell – nos dice Herzog con su voz narrativa – subestimó lo más importante: que los animales son diferentes del hombre. Viven en su propio mundo, según sus propias “leyes”, donde el hombre no puede ni debe intervenir. Sencillamente, los animales salvajes no deben estar acostumbrados a la presencia humana: de lo contrario, ya no sentirán el peligro. Y esto es exactamente lo contrario de protegerlos. No respetó la distancia, iba en contra de las leyes federales más básicas para la protección y conservación de los animales y su hábitat. Creía que los hombres, todos los hombres, cometían errores. Y que él, sin embargo, tenía razón.

“Parecía ignorar el hecho de que existen los depredadores. Creo que el denominador común del universo no es la armonía sino el caos, la hostilidad. y asesinato”. (Werner Herzog)

Obviamente, Treadwell tenía varios esqueletos en su armario. Y Esa es la parte realmente trágica y fascinante de Hombre Grizzly. Era un actor fracasado, desilusionado de la sociedad humana, con graves problemas de alcoholismo. Buscaba su lugar en el mundo y lo había encontrado entre los animales. Nada más noble, si no fuera que el forma con la que dio rienda suelta a sus puras intenciones estaba simplemente mal.

Pensó que tenía un vínculo especial con ellos, ignorando la realidad: son depredadores.

Se desesperaba ante las leyes naturales más simples, e incluso interfería en ellas: movía piedras en el río para dejar pasar más salmones, se enojaba durante las temporadas normales de sequía, contra el comportamiento natural de los animales (a veces los machos adultos se comen los crías de las hembras con las que se quieren aparear, o porque hay escasez de alimento. Todo parte del ciclo natural normal de estos seres vivos).

Treadwell se filmó durante cientos de horas de sus hazañas, 13 veranos pasados ​​en Alaska con la misión de crear un programa de televisión, de difundir información (lo que, en la práctica, también hizo: impartió clases en escuelas primarias hablando de sus aventuras con los osos). Se había convertido en un personaje, una estrella de televisión distorsionada. Sin embargo, las estadísticas, como dice un experto en el documental, lo decían claramente: a los osos del parque Katmai les iba muy bien. Y no corrían ningún riesgo.

Durante tres años (2000-2003) Treadwell llevó dos pequeñas cámaras a sus “casas de verano” de las que se tomaron casi 100 horas de metraje. Imágenes que documentan su convivencia con los osos, a los que definió como sus amigos (a los que había puesto nombres) y de los que, al final, se sintió parte. casi creyéndose un oso. Estas imágenes se convierten en auténticos diarios personales, son un testimonio, mucho más que naturalista, humano: además de filmar a los osos de cerca, Treadwell se sitúa personalmente delante de la cámara (estrictamente con un plano fijo, como si de un confesional) y habla de sí mismo, de su relación con los animales y con los hombres, con el mundo. Herzog comenta, casi dialoga con Treadwell, expresando sus ideas sobre la naturaleza.

Hombre Grizzly es el retrato de cómo un hombre intentó transformar su dolor en poesía. Triunfar, sí, pero sólo para sí mismo. Todo ello, como dice el documental al principio, hasta que en octubre de 2003 fue devorado vivo, junto a su novia, por un oso pardo. Es sólo el comienzo de la historia del documental, que a partir del final rastrea hacia atrás los motivos de aquel trágico epílogo.

Por tanto, aunque el motivo de Treadwell también era “noble”, su egoísmo puramente humano le llevó a realizar acciones que en realidad perjudicaban a los propios animales. El hecho de que, para encontrarlo, el equipo de rescate tuvo que matar a un oso… es muy emblemático de esta historia.

Las imágenes que Treadwell capturó en Alaska son las que fascinan a Herzog más que nada. En su ingenuidad, el Hombre Grizzly supo capturar momentos maravillosos. “Eso con lo que Hollywood soñaría”: las patas de un zorro en transparencia sobre su tienda, él caminando junto a los osos, un plano fijo donde, una vez Timothy ha abandonado el campamento, queda un hilo de viento para mover ramas y plantas. Como si existiera un director absoluto de la poesía de la naturaleza. Que se creía omnipotente, pero cuyas únicas imágenes realmente lo eran.

Hombre Grizzly de Werner Herzog puede verse íntegramente en YouTube.

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