La ciudad está llena de turistas. Pero se les ofrece un espectáculo desolador. Locales cero, desperdicio, degradación.

La ciudad está llena de turistas. Pero se les ofrece un espectáculo desolador. Locales cero, desperdicio, degradación.
La ciudad está llena de turistas. Pero se les ofrece un espectáculo desolador. Locales cero, desperdicio, degradación.

Ancona y su inexistente vocación turística. Cientos de turistas ayer, primer domingo verdaderamente soleado del verano, abandonados a su suerte, obligados a vagar sin un servicio primario digno de ese nombre. Todo sigue igual, pero con la llegada del nuevo consejo municipal que había puesto el turismo en el primer puesto de su compromiso de gobierno, se pensó en un cambio de rumbo. Todo en vano, de hecho, si es posible, las cosas están empeorando. A pesar de la falta total de establecimiento público, un vacío ya consolidado, ayer por la mañana resultaba desarmante observar los grandes grupos de turistas, extranjeros e italianos, deambulando en la más absoluta degradación. Presente en guías y mapas, tanto en papel como online, el Anfiteatro Romano es una de las principales atracciones. Hace unos días el Carlino destacó la degradación en la que quedó el sitio tras la magia de los dos eventos de Popsophia. La Superintendencia Única de Las Marcas y la administración municipal no pudieron arreglar las cosas en una semana. Anfiteatro cerrado al público, como de costumbre, e inmerso en absoluta decadencia. Desperdicio y desorden por todas partes, desde la zona de entrada, frente a la Curia, y los magníficos mosaicos, hasta el área principal donde el sitio fue recuperado y devuelto a la cultura después de una docena de años de elecciones miopes. Después de los espectáculos, sin embargo, hay que cuidar la belleza que se ofrece a los turistas y eso no está sucediendo. Es indignante ver a los turistas obligados a observar la belleza paisajística del centro histórico de Ancona, pero también los residuos abandonados por todas partes. Es vergonzoso lo que sucede en el mirador de la escalera que desciende del bar del Duomo hacia la Piazza del Senato, como lo es la terraza que da al astillero, objetivo de gente incivilizada y lugar ideal para descargar plásticos, botellas, etc. El tren turístico reducido a un solo vagón y poco utilizado por los turistas. Persiste el viejo problema de la ausencia total de bares y restaurantes en la zona. El tira y afloja entre la propiedad del bar del Duomo y la administración municipal no da resultado: el terreno sigue en manos del mismo propietario, que, sin embargo, está paralizado. Más allá de las rencillas institucionales, la falta de un punto de avituallamiento es gravísima. Ayer también se cerró el Caffè del Guasco de la plaza y se bajaron las persianas de casi todos los comercios del centro durante el típico cierre dominical de Ancona. La típica vocación turística de Ancona.

Pierfrancesco Curzi

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