¿Te gusta en Barcelona o chateas como en Bolonia? Tres puntos en alquileres de corta duración

¿Te gusta en Barcelona o chateas como en Bolonia? Tres puntos en alquileres de corta duración
¿Te gusta en Barcelona o chateas como en Bolonia? Tres puntos en alquileres de corta duración


El punto de inflexión en Barcelona, ​​que revocará las licencias de alquiler a corto plazo a partir de 2028, finalmente ha dado un impulso al debate político también en Bolonia.

El punto de partida ya está claro: Airbnb y las plataformas de alquiler a corto plazo son uno de los vehículos con los que los ingresos están devorando nuestra ciudad y son cada vez más un instrumento de concentración de la propiedad inmobiliaria.

El resultado es que en Bolonia para alquilar un estudio se necesitan sueldos de más de 2.000 euros, miles de familias esperan viviendas públicas y cada cien familias de trabajadores son expulsadas de Bolonia, aumentando los desplazamientos y por tanto la contaminación.

El alcalde Lepore, presionado por la opinión pública, dijo que comparte el espíritu de acción de Barcelona y que quiere que el próximo candidato a las elecciones autonómicas del PD se haga cargo del tema, pero ¿cuál fue el espíritu de acción de Lepore en estas? ¿años? Queremos plantear tres puntos.

El primero se refiere al proyecto de ley que el Ayuntamiento de Bolonia, junto con otros municipios liderados por el PD, propone al gobierno regional y nacional, argumentando que los municipios no tienen competencias para intervenir.

Volveremos sobre esto, pero antes de nada hay que decir que la propuesta de ley nacional patrocinada por Lepore y Clancy no “hace exactamente como Barcelona”, la propuesta propone limitar los alquileres a corto plazo por parte de los grandes propietarios para favorecer en cambio ” pequeños propietarios” y “los que alquilan una habitación”.

La lógica es la misma que la del llamado “plan de vida”, que se centra exclusivamente en lo “social privado”: pedir a los particulares que renuncien a una parte de sus ingresos, con el resultado de que a los particulares no les importa y los precios de los Los alquileres y los intercambios siguen aumentando.

El segundo punto que planteamos son las herramientas que el Municipio ya tiene en sus manos y que ha optado por no utilizar. A partir de la introducción elemental de una tasa turística. Hoy Bolonia tiene un impuesto del 7,9% pero hasta un máximo de 5 euros por noche.

En la práctica, por encima de los 63 euros por noche (que ahora es el mínimo para una noche con Airbnb), el Ayuntamiento renuncia a cobrar. Un impuesto turístico importante, que aumente progresivamente, comenzaría a sacar a Bolonia de la lista de destinos turísticos inundados de turistas fugaces que quitan espacio vital a quienes viven en Bolonia.

Por no hablar de todas las herramientas políticas que Lepore decide no utilizar porque, como dijo con franqueza durante la campaña electoral, “los propietarios de airbnb votan”. Basta pensar en la alfombra roja que se extiende cada vez a los pies de los Farinetti de turno, en el permiso para abrir las grandes cadenas amadas por los turistas dentro de los yacimientos arqueológicos, en el director general de Ryanair recibido como si fuera la Virgen de San Lucas.

Y esto nos lleva al tercer punto: este modelo turístico fue fuertemente apoyado por el Partido Demócrata y sus aliados, en el Municipio y en la Región.

Se trataba de un plan preciso con el desarrollo del aeropuerto de Bolonia como centro de operaciones de Ryanair, con la donación de decenas de millones de euros públicos para conectar el aeropuerto y la estación central con el People Mover, con grandes eventos organizados explícitamente para dar a conocer la ciudad.

Basta recordar una junta vecinal de Navile en la que intervino el eterno Mazzanti para explicar lo estratégico que es el tráfico aéreo para la economía de la ciudad y que, por tanto, los habitantes de Bolognina deben dejarlo de lado.

Sin mitificar la propuesta de Barcelona, ​​de la que habrá que medir la distancia entre el anuncio y los hechos, pensamos que ese es el camino a seguir, volviendo a tener canales diferentes para la recepción del turista y de los boloñeses y boloñeses.

Para ello debemos empezar a utilizar inmediatamente las herramientas técnicas y políticas de las que dispone una ciudad como Bolonia y romper con un modelo de desarrollo basado en el alquiler.

30 de junio de 2024 – © Reproducción posible CON CONSENTIMIENTO EXPLÍCITO del EQUIPO EDITORIAL DE CONTROPIANO

Última edición: 29 de junio de 2024, 23.01 h.

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