Giuseppe Modica, la metafísica del mar entre los naufragios contemporáneos de la civilización

Giuseppe Modica, la metafísica del mar entre los naufragios contemporáneos de la civilización
Giuseppe Modica, la metafísica del mar entre los naufragios contemporáneos de la civilización

«Quien sostiene el mar o el mar, lleva una cruz. Quien tiene el mar o el mar, no tendrá nada.” Son los versos de una canción de Pino Daniele. Combinarían bien con la exposición dedicada a Giuseppe Modica (abierta hasta el 15 de septiembre) en la Casa Museo Hendrik Christian Andersen de Roma. Rutas mediterráneas y visión circular expone óleos sobre lienzo inéditos, creados por el pintor siciliano entre 2017 y 2023, con una mirada al Mediterráneo.

EL NUESTRO MAR de la historia se ha convertido en un Monstrum cotidiano. «Ya no es una Arcadia mítica – comenta el artista – sino un lugar marcado por el dolor de la migración». La situación suspendida parece aludir a este cambio, una auténtica mutación. La acción de la luz es decisiva. Leonardo Sciascia también captó esta fuerza. «En un mismo cuadro, la luz da la ilusión de cambiar, de estar cambiando: y recibimos la historia, los colores, las formas», escribe el escritor en un artículo sobre Corriere della Sera de 1986. Su pintura tiene ascendencia literaria. Antonio Tabucchi y Alfredo Calasso también escribieron sobre ello y Modica a menudo acompañaba los libros de muchos autores con sus pinturas, que también se exponen.

«Consiguió hacer lo que enseñaba Cézanne, crear una imagen – escribe Maria Giuseppina Di Monte, directora de la Casa Museo -. Trabaja con la luz y el aire: el primero crea el color y el segundo envuelve las formas.” Éstos, finalmente, toman forma dentro de una geometría y una perspectiva rigurosas. La exposición se desarrolla en la sala central y en las dos salas laterales del primer piso del edificio. Construido entre 1922 y 1925 según el proyecto del mismo urbanista, fue heredado por el Estado italiano en 1940, tras la muerte del propietario, nacido en Noruega y estadounidense por adopción. Desde 1999, con motivo del 59 aniversario de su muerte, está abierto al público.

NACIDO EN 1953Modica se encuentra entre los principales intérpretes de la “metafísica de las cosas cotidianas”. Su mirada tiene una profundidad de campo que incorpora el espacio externo a un lugar interno donde se sienten la expectativa y el misterio. En sus cuadros no hay un único horizonte. Más de uno, real o imaginario, externo o interno, encajan en planos lineales pero matizados, en los que prevalecen los celestes, celestes y celestes. «Es el color de la atmósfera y de la distancia –como lo definió el propio Modica–. Todos los demás colores se iluminan con el azul, como los rojos y los ocres. Es un contrapunto necesario a la luz. Es el color del aliento, de la libertad y de la inmensidad del firmamento.”

Algunos críticos han vislumbrado las enigmáticas perspectivas de Piero della Francesca y Antonello da Messina. Otras, las visiones de Seurat o determinadas líneas de Ben McLaughlin (1969). Modica consigue declinar el espacio, pero también el tiempo, la memoria, lo íntimo y lo colectivo. Su rigor recuerda algunas imágenes del cine de Ozu. En el centro está el mar. Está el Mediterráneo, visto desde Mazara del Vallo, donde vive su familia, pero también desde otras orillas ideales. En ocasiones se pueden vislumbrar proas de barcos, últimamente incluso de guerra. Somos testigos de un naufragio. Somos espectadores de esta mutación. El mar ya no es una cuna sino un ataúd. Es una herida siempre abierta en la carne de nuestra civilización. Sin embargo, Modica no señala un horizonte único. La mirada puede cambiar aún más bajo el efecto de la luz del mediodía. El mar es más grande que nuestras fronteras.

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