“Yo, ciego, me quedé varado en la estación” la denuncia

“Monza no es una ciudad acogedora para las personas con discapacidad visual, pero no sólo eso. Me dejó varado en la estación un taxista que, al salir corriendo, corrió incluso el riesgo de romperme el bastón blanco, que es una herramienta fundamental para moverme por Italia con total autonomía”.

El informe procede de Nicola Stilla, vicepresidente de la Biblioteca Italiana para Ciegos de Monza, protagonista involuntario de un episodio que no le dejó un recuerdo positivo de la ciudad, por lo que también presentó una denuncia ante la comisaría. como habiendo notificado a las oficinas municipales competentes.

El hecho ocurrió en abril pero sólo se ha dado a conocer ahora para que – se lee en un comunicado – “lo que le pasó a él no les pase a otros”.

Stilla, a pesar de su ceguera, es una persona totalmente independiente y acostumbrada a moverse por Italia en transporte público. “Con la ayuda del bastón blanco y con una larga experiencia he aprendido a aprovechar al máximo mi oído y por eso soy capaz de percibir y distinguir todos los ruidos: personas, coches, motos, bicicletas”, precisa. El 6 de abril, alrededor de las 17.45, en el tren de regreso a la estación de Monza, Nicola Stilla, habiendo llegado a la plaza de la estación, llamó por teléfono al radio-taxi de Monza para pedir un coche. Mientras tanto, un taxista se acercó a Stilla (“No me di cuenta de que había un taxi aparcado justo enfrente”, relata) y le preguntó si necesitaba algo.

“El taxista me preguntó si tenía que ir a Monza o fuera de la ciudad – explica el vicepresidente de la Biblioteca Italiana para Ciegos -. Me quedé estupefacto y le pregunté qué había cambiado, y me respondió que si la carrera fuera en Monza, como en mi caso, no la habría hecho. Escuché las puertas del auto cerrarse. Intenté acercarme pero el taxista volvió a huir, arriesgándome incluso a acabar encima de mi bastón”. Mientras tanto, Stilla no había interrumpido la comunicación con la central de radiotaxis, que le informó de la llegada de un nuevo vehículo en unos diez minutos. Al día siguiente por la mañana, Stilla volvió a llamar a la centralita de radiotaxi para que lo llevaran a la estación donde debía tomar el tren con destino a Bérgamo. Sin embargo, al final del viaje el taxista no quiso cobrar, pero Stilla insistió en saber el precio del viaje (10 euros) pagando el importe adeudado.

“Incidentes como el que me pasó en Monza y en ningún municipio deberían ocurrir – remarcó -. En Monza el sistema de taxis tiene un grave problema. Creo que es muy grave el comportamiento del taxista que me dejó tirado sin siquiera darme explicaciones. Aquí nos encontramos ante la interrupción de un servicio público. Se aprovecharon de mi condición de ciego porque no conseguí mi matrícula para escaparme y además corría el riesgo de romperme el bastón blanco. En Monza existe un grave problema para este precioso servicio con los conductores que, desafiando las normas, optan por traslados más rentables fuera de la ciudad, dejando a quienes llegan a Monza abandonados y teniendo que moverse por Monza. Pero no sólo eso: descubrí que con el servicio de radio-taxi de Monza es posible reservar un viaje para el día siguiente, pero sólo si sales fuera de la ciudad. Lamentablemente no hay taxis, aunque según la normativa todos deberían estar en servicio. Denuncié el hecho no sólo a la policía, sino también a la Municipalidad y a la cooperativa que administra el radio taxi. Pero lamentablemente, después de dos meses, la situación no ha cambiado y por eso he decidido hacer pública mi historia para que las cosas se puedan hacer rápidamente”.

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