“No hay gallos en el gallinero, molestan a los vecinos”. Así lo decidió el Tribunal Administrativo Regional del Véneto

“No hay gallos en el gallinero, molestan a los vecinos”. Así lo decidió el Tribunal Administrativo Regional del Véneto
“No hay gallos en el gallinero, molestan a los vecinos”. Así lo decidió el Tribunal Administrativo Regional del Véneto

Quince horas diarias de “chicchirichi!”. Demasiados, según los jueces del Tribunal Administrativo Regional del Véneto, que obligaron al propietario de un gallinero doméstico, instalado en una zona urbana de Mestre, a retirar los gallos del corral “aunque fuera uno solo”. El hombre, residente en Chirignago, había solicitado y obtenido en diciembre pasado autorización del Municipio para permitir que las gallinas rascaran frente a su casa.

La luz verde había llegado sin problemas. Si no hubiera sido por el coro de gallos, a todas horas del día. Así, casi de inmediato, un vecino optó por el camino de los papeles sellados: presentó una denuncia en la que se quejaba de “problemas sanitarios y de los ruidos del gallinero, una molestia físico-psicológica continua”, configurando incluso “daños biológicos”. En particular, informó de una perturbación acústica provocada por llamados de animales “que resuenan desde las 3 de la mañana hasta las 6 de la tarde”.

La legislación, en estos casos, establece que además de la opinión de las oficinas municipales debe contarse también la opinión de la unidad de salud local. Y así lo expresó la Serenissima de Ulss 3 a mediados de enero, prescribiendo “la ausencia de gallos” en el corral del barrio. En ese momento el criador quiso mantener el punto y apeló al TAR.

Tribunal Administrativo que, de hecho, declaró que la decisión de las oficinas públicas era resultado de una “legítima discrecionalidad administrativa”, y completamente “proporcionada” para equilibrar los dos derechos: el del improvisado criador de pollos, y el de sus vecinos a ser capaz de dormir sin tener que sufrir los constantes mordiscos. A partir de ahora, en el corral sólo se permitirá la circulación de gallinas: no más de 50 y todas hembras, “para reducir al máximo las molestias a los habitantes de las casas cercanas”. La “Guerra Goul”, sin embargo, puede que no haya terminado: siempre queda el Consejo de Estado.

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