Tedeschi recordado por los niños de via Oberdan

En la mente de muchos antiguos chicos de via Oberdan, en el populoso barrio de San Michele, resurgen los dulces recuerdos de la adolescencia y la juventud pasadas con su amigo Massimo Tedeschi. Algunos todavía viven allí, pero la mayoría están dispersos en otros barrios de la ciudad e incluso lejos de Fidenza. «Él, con su madre Livia, su padre Ettore, su hermana Enrica y su hermano Federico, vivían en el último piso del edificio número 2, donde todavía se encontraba Massimo. Y le envidiábamos, porque tenía un hermoso balcón, allá arriba, en uno de los dos edificios llamado “Fanfani”. Queremos recordarlo como un niño educado, inteligente, que jugaba con nosotros, sí, pero siempre respetuoso, nunca alborotador, incluso cuando nos divertíamos con los ruidosos juegos de patio del pasado. Con su hermana Enrica y su hermano Federico fuimos a recoger flores de manzanilla, cuando en via Carducci todavía no había asfalto, pero sí un camino de tierra y un prado, que en verano se llenaba de luciérnagas y mariposas. Luego metimos las flores en una bolsita de lona y con un fuego improvisado hicimos té de manzanilla, acompañado de galletas de campanillas. En definitiva, una combinación cuestionable, pero para nosotros fue el mejor snack que hubo. Luego nos gritaron los vecinos, porque cuando jugaban al escondite nos metimos a los sótanos para que no nos encontraran y armamos un desastre en las escaleras. Cuantos recuerdos y cuantos juegos. Luego fuimos a la iglesia para asistir a misa, al catecismo, al rosario de mayo y al oratorio de San Michele y allí también, con Massimo, jugamos al futbolín, al fútbol y al voleibol. De vez en cuando recibían llamadas del rector, que nos llamaba al orden”.

«Luego una grave pérdida marcó la vida de la familia Tedeschi, cuando perdió a su querido tercer hijo Federico, quien murió prematuramente por una grave enfermedad. Todavía tenemos presente aquel torrente de gente que serpenteaba por la calle. Entonces los estudios y la vida nos habían puesto en caminos diferentes, pero no hay distancia que pueda separar las amistades. Permanecen vínculos fuertes que desafían el tiempo. Porque tienen un solo hogar: el corazón. Y ahora nos queda el recuerdo de aquel “ragass” de vía Oberdan, de buen y bondadoso corazón. Siempre estarás con nosotros recogiendo flores de manzanilla y persiguiendo luciérnagas y mariposas. Hola Máximo”.

SL

PREV El fascinante incendio del Etna: la colección de joyas “Superstones” llega a Catania
NEXT Refugiados, Ayuntamiento, “necesitamos más plazas para menores”