Bari elige la continuidad pero el centro derecha ahora controla Salento

Bari elige la continuidad pero el centro derecha ahora controla Salento
Bari elige la continuidad pero el centro derecha ahora controla Salento

Los barienses optan por no cambiar, renovando el pacto de gobierno con el centro izquierda que dura ya veinte años. Gracias a Vito Leccese, hombre máquina del Ayuntamiento de Bari durante las largas temporadas de los alcaldes Decaro y Emiliano, un demérito del centro derecha que una vez más no pudo presentarse a las elecciones administrativas. El candidato a la alcaldía Fabio Romito sólo tiene un defecto: haber aceptado una designación que llegó con culpable retraso de una coalición que parecía indecisa sobre todo y sólo después de haber perdido mucho tiempo -evidentemente precioso frente a adversarios tan firmemente en el poder- en búsqueda de no sabemos quién. Romito luchó como pudo, aportando la ilusión de sus 36 años a una campaña electoral que no era cosa de jóvenes, como lo demuestra la media de edad de los asistentes a mítines y actos y los pocos -cada vez menos- que se aventuraron a las urnas. Y sufriendo también, a tres días de la votación, el regalo indigesto de la autonomía diferenciada.

La tarea que le espera a Vito Leccese, un hombre de cierta competencia, no es sencilla. Y no porque sea objetivamente complejo administrar una ciudad de casi más de 320 mil habitantes, sino porque Bari estará llamada a resolver dos cuestiones: la primera es la relativa a la hipotética mezcla entre mafia y administración pública, la segunda, en cambio, es vinculado a los más de mil millones de inversiones obtenidas, potencialmente capaces de cambiar la cara de la ciudad.

A la espera del resultado de los trabajos de la comisión de acceso sobre la presunta influencia sobre el Municipio (y sobre la filial Amtab) llevada a cabo por algunos clanes, se debe realizar una operación de limpieza de acuerdo con lo indicado por el poder judicial que , respecto a la empresa de transporte público, consideró que las soluciones adoptadas hasta el momento son insuficientes.

En comparación con el importe de las inversiones públicas previstas, es necesario garantizar que sirvan para eliminar los principales problemas críticos -en primer lugar, la complicada relación entre el tejido urbano y el ferrocarril- y para hacer de Bari una ciudad acogedora que ya no se debe hoy al precio de los inmuebles, una historia de la que todo el mundo habla sin que nadie se tome la molestia de proponer soluciones concretas a quienes, por ejemplo, buscan actualmente una cama para que su hijo pueda matricularse en la universidad.

Hechos concretos, en definitiva, que el nuevo alcalde tendrá que afrontar, poniendo en marcha un equipo de gobierno capaz y representativo de todo el amplio sector que finalmente lo apoyó. Leccese no tendrá que comprometerse a hacer olvidar a Decaro – imposible – pero tendrá que hacer su parte, quizás más lejos de las redes sociales y de las agencias de comunicación y más cerca de los problemas, necesidades y deseos de los barienses.

Adriana Poli Bortone ganó, por poco, pero ganó, habiendo regresado con aclamación popular como alcaldesa de Lecce, al final de un desafío lleno de giros y también de verdaderos golpes bajos con el saliente Carlo Salvemini: él no está allí, no se salvó nada, ni siquiera una cola de reuniones electorales en el día del silencio, denuncias ante la Fiscalía y amenazas a periodistas. El éxito de Poli Bortone representa la victoria de la experiencia y constituye para el centro-derecha un punto de apoyo para encontrar un refugio seguro de cara a las próximas elecciones regionales. Desde el propio Salento llegan malas noticias para el Partido Demócrata y sus aliados. El centroderecha no sólo tomó Lecce a pesar de los esfuerzos del concejal emilianista Delli Noci, sino que también conquistó Copertino, el feudo histórico del concejal regional Sebastiano Leo, cuyo hermano era el candidato de centroizquierda a la alcaldía. Lecce perdió ayer, Brindisi perdió el año pasado, Taranto perdió, el centro izquierda se reconfirma en Bari pero ve ahora a sus oponentes a las puertas, una señal de alarma que, si no se escucha, podría constituir un problema grave. Dice el refrán que quien gobierna Bari, gobierna la Región; pero entonces si quien gobierna Bari gobierna “sólo” Bari, entonces las cosas cambian, o al menos podrían cambiar.

En Potenza, sin embargo, el centro izquierda logró invertir las previsiones, redescubriendo la unidad perdida en la primera vuelta y en las recientes elecciones regionales en las que se confirmó la reconfirmación del gobernador Bardi.

La unidad no siempre es suficiente pero a veces, como en Potenza, puede marcar la diferencia.

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