Ceremonia de fin de año en el Instituto Benjamín Franklin

El acto de fin de curso tuvo lugar el jueves 20 de junio en el atrio del Sagrado Corazón para los alumnos de tercer año. Instituto Benjamín Franklin. En el escenario con sus batas, su tacto y su sonrisa prometedora, nuestros chicos emocionaron a todos.

Tras el saludo institucional del concejal Cristian Farella y el alcalde francisco riccisiempre atento al crecimiento de Benjamín Franklin, el profesor de matemáticas en escena Antonella Ricci se procedió a premiar a los niños que durante el ciclo escolar se distinguieron en la competencia lógico-aritmética de ‘dia vago‘.

Luego, los alumnos de tercer grado probaron suerte en el teatro del absurdo, una representación artística que gira en torno al concepto filosófico de la existencia y su absurdo. el profesor de literatura Lara Carbonara experimentó con una reescritura de la famosa obra Esperando a Godot, de Samuel Beckett. Siguiendo los pasos del original, la actuación se desarrolló entre chistes rápidos y apremiantes, suspendida entre el sinsentido y lo extraordinario, inteligentemente reconstruida en torno a una condición común y recurrente entre los adolescentes: la de esperar a que las cosas cambien por sí solas. Sin embargo, esperar a que las cosas cambien presupone una reflexión sobre el pasado.

Un saludo, una despedida, un abrazo, un recuerdo que queda impreso en la memoria y los profesores siempre tenemos la remota esperanza de haber enseñado a los niños a construir relaciones, de haberles dado las herramientas adecuadas, de haberles mostrado el camino, de verlos alejarse sin ser movidos; a estas alturas ya han formado la armadura para convertirse en caballeros andantes y ya no tienen que esperar a que las cosas sucedan, sino que DEBEN hacer que sucedan, para superar el ‘seto’ y girar hacia el infinito. De hecho, un homenaje a el infinito de Giacomo Leopardi, recitación acompañada de las notas románticas y melancólicas interpretadas por el prof. de musica Alberto Iovene.

Acompañó el espectáculo una actuación coreográfica de los chicos de antes, quienes bailaron al son de “Pasolini” (de Selton), un canto a ir contra la corriente, a mirar dentro de nosotros mismos para crear relaciones verdaderas, duraderas y honestas. Como los que se forman en los pupitres de los colegios.

De Lara Carbonara

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