Para Rímini la misión del verano es conservar sus joyas

Rímini está jugando un partido muy difícil para retener a sus mejores jugadores. Es el primer gran desafío de la temporada para el club rojiblanco, una resistencia total que, sin embargo, tal vez no pueda mantenerse bajo la presión de propuestas cada vez más urgentes de empresas bastante sólidas desde el punto de vista financiero. Por eso las joyas rojiblancas Morra y Lamesta son cada vez más tentadoras para Benevento, una empresa que el año pasado casi alcanzó los diez millones de euros en salarios, mientras que este año ha recibido una advertencia: debe reducir el presupuesto salarial, de lo contrario se verá obligada a producir una garantía más para cumplir con las tasas impuestas por la FIGC.

Está claro que ante la presión de un club con esta solidez financiera y que ya se presenta como el gran favorito del grupo C, es difícil crear una resistencia organizada. El punto de partida es que Rímini no quiere renunciar a sus preciados jugadores. La empresa no empezó con la idea de renunciar a Morra y Lamesta. Pero el mercado es impredecible, tiene su propia dinámica y en ocasiones se revisan los planes de partida. ¿Pero como hacerlo? Si para Claudio Morra la situación es muy comprometida, porque según la cláusula de su contrato bastan 100.000 euros para adquirir su tarjeta, para Lamesta el club rojiblanco no acepta ofertas inferiores a 300.000 euros.

Las banderas ya no existen y los intereses cuentan mucho en el fútbol, ​​pero también es cierto que el Rimini Football Club es un club financieramente sólido, al menos tanto como el Benevento, y puede dar seguridad a los jugadores para el futuro. En resumen, sería una opción legítima irse, pero también traumática para un lugar que ha lanzado tanto a Morra como a Lamesta al centro de atención del fútbol que importa. La situación es diferente para la otra obra preciada de Rimini, Nicola Pietrangeli. Con él la discusión está clara: el defensa seguramente permanecerá en Rímini en el caso de ofertas de equipos de la Serie C, y la posibilidad de establecerse en otro lugar en el caso de ofertas de la Serie B.

Y aquí veremos por fin si Sudtirol quiere dar el golpe que lleva planeando desde hace tiempo. En resumen, Rímini se encuentra en la encrucijada más importante del verano, tres quintas partes de la columna vertebral, formada por Colombi, Pietrangeli, Langella, Lamesta y Morra, están en juego. Finalmente sabremos más a partir del 1 de julio, cuando este mini eslogan del verano quedará más claro. Pero una cosa es segura: ya sea Lamesta o Morra, Rímini no se quedará mirando: si hacen las maletas, llegará alguien digno de ocupar su lugar. ¿No fue así hace exactamente un año con Claudio Santini?

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