Así operaba la galardonada empresa Cerignolani

CERIGNOLA – Dos baterías, una sola banda: una especializada en robar coches y asaltar estancos y estaciones de servicio; el otro, haciendo estallar cajeros automáticos y máquinas de correos en toda Italia. “Las investigaciones han revelado la existencia de una organización brutal que tiene amplia disponibilidad de armas de fuego; incluso capaces de fabricar armas de guerra”, de hecho se las considera “marmotas”, es decir, las palas con carga explosiva que se utilizan para hacer estallar los cajeros automáticos. Este es el análisis del fiscal Alessio Marangelli en las 492 páginas del decreto de detención contra 8 cerignolanos realizado por la policía el 8 de junio. Se les imputan 23 cargos por delitos cometidos entre febrero y abril entre Bat, Basílicata, Abruzos, algunos también entre Cerignola, Candela y Ascoli Satriano: asociación criminal; 5 ataques a cajeros automáticos (4 con éxito); 4 robos (solo 1 fallido) en áreas de servicios y estancos para sustraer cigarrillos, tarjetas rasca y gana, snacks, bebidas; 1 robo en una estación de servicio de la A/16; 6 robos de autos; posesión de explosivos; receta y resistencia.

El fiscal ordenó la detención de Alessandro Barnabbò, de 46 años, Antonio Biancardi (46), Pietro Cannone (62), Domenico Dimmito (48), Giuseppe Lanza (31), Vincenzo Longo (44), Francesco Petronelli (37) y Vincenzo Totaro. 54 años, creyendo que existe peligro de fuga. Todos son de Cerignola. “La gravedad de los delitos, la peligrosidad y el profesionalismo demostrados por los sospechosos hacen altamente probable que conociendo la investigación en curso dada la recuperación de algunos vehículos robados y una detención en flagrante delito, pudieran planear su fuga. Se supo que los sospechosos también tienen especial cuidado en equiparse con dispositivos para neutralizar cualquier deseo de la policía de perseguirlos, como clavos de tres puntas. Cada vez que se daban cuenta de la presencia de la policía, para evitar los controles se lanzaban a peligrosas persecuciones, llegando a perder el rastro.”

El fiscal analiza a continuación el fenómeno de los ataques a los cajeros automáticos, que “no sólo provocan enormes daños financieros y de imagen a las empresas de crédito, sino que también suponen un peligro para la seguridad pública debido al uso de explosivos con un potencial muy alto, hasta el punto de que son clasificados como armas de guerra. Son grupos criminales peligrosos, que ni siquiera temen los controles de las fuerzas policiales, asumiendo en ocasiones una actitud desafiante. Por lo tanto, debemos intervenir urgentemente debido a la urgente necesidad de evitar que nadie muera”. Durante las investigaciones, la policía detuvo a Longo con las manos en la masa el 4 de abril por posesión de material explosivo: en el coche había 3 marmotas, 3 kilos de pólvora, clavos de tres puntas, herramientas de robo, guantes, pasamontañas, unidades de control electrónico para robar. coches, “es decir, todo lo necesario para realizar un ataque a un cajero automático”, resume el fiscal de la fiscalía de Foggia, Alessio Marangelli.

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