«Para que arda el corazón» » Diócesis de Tivoli y Palestrina

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«Para que arda el corazón» » Diócesis de Tivoli y Palestrina

La certeza de la esperanza. Se celebró la conferencia eclesial diocesana

“PAGporque el corazón arde esta expresión, dice fruto de la fe, que no es especulación intelectual, adhesión a una filosofía y ni siquiera puede limitarse a la obediencia formal y externa a una moral. Porque el corazón arde más bien se refiere a la dimensión profunda e íntima y expresa implicación, pasión, entusiasmo que es el estilo del Maestro y que es el del discípulo”. Esta es la esperanza que se abrió el informe de Mons. Mauro en la conferencia eclesial diocesana celebrada el domingo 16 de junio de 2024 en el Santuario de San Vittorino Romano con alrededor de 300 sacerdotes, religiosos y laicos de las comunidades de Tivoli y Palestrina.

Oración, escucha, testimonio, compartir e intercambio se sucedieron formando una sintonía temática fruto de la acción del Espíritu Santo, invocado con fuerza en el momento inicial y que condujo, como esperaba el Obispo, a lo largo de la tarde. Monseñor Parmeggiani, refiriéndose a la Carta Pastoral, nos invitó a redescubrir la pasión en el Espíritu como chispa para reavivar el sentido de la fe a veces cansado, apagado, desmotivado. Fue esclarecedora la referencia a la historia de los dos discípulos que, abandonando Jerusalén y lo que ella representaba, prefirieron regresar a su Emaús. vida cotidiana donde la fe de la experiencia se convierte en memoria y de la certeza se reduce a una experiencia decepcionante. La escucha de la Palabra y de la Eucaristía reaviva ese fuego ya débil que hace arder de nuevo el corazón y abre la conversión para regresar a Jerusalén y redescubrir el motivo de la comunión al compartir la experiencia vivida.

En un clima típicamente espiritual el Obispo confirmó que el Espíritu continúa con fuerza decir a la Iglesia de Tivoli y Palestrina: prestad una atención esencial a la espiritualidad que encuentra su cumbre en la escucha de la Palabra y en la Eucaristía y que al mismo tiempo es fuente de experiencia de auténtica comunión, que lejos de ser un compartir de proyectos e ideales, es más bien fruto de la experiencia que surge siempre de estar “todos juntos en el mismo lugar”. Sólo volviendo fielmente a las fuentes del Espíritu seremos “interesantes y atrayentes”, portadores de un anuncio que se encarna en la vida, que suscita la atención y enciende en el corazón la nostalgia de Dios.

El informe del Obispo se convirtió en experiencia pastoral en el discurso de Don Andrea Celli, párroco de la parroquia de San Pío de su estar en un encuentro con Dios que luego se convierte en motivo para “derribar las puertas”, esta es la imagen que utiliza Don Andrea, y construir nuevas relaciones capaces de ir siempre más allá de lo que divide y más bien identificar lo que nos acerca, nos hace encontrarnos y caminar juntos.

A este intenso momento de escucha le siguieron grupos de conversación espiritual, guiados por facilitadores, que permitieron a los presentes compartir lo que les había impactado y lo que resonaba en sus corazones a la luz de algunas sugerencias ofrecidas por Mons. Mauro. Los presentes participaron con entusiasmo y compromiso, ofreciendo reflexiones y propuestas que fueron entregadas al Obispo por los propios facilitadores, como anticipo de la síntesis más amplia que se presentará en un futuro próximo. Todo lo que surgió, junto con lo que ya se ha entregado como resultado de las reuniones preparatorias de la Conferencia, será motivo de cuidadoso discernimiento por parte del Obispo para trazar el camino de nuestra Iglesia.

Será un viaje que todos sentirán como propio, en el que cada uno podrá encontrar su propia huella, construida con las piedras vivas que fueron la presencia, el aporte precioso de cada uno.

La Conferencia fue, por tanto, un objetivo del viaje. pastoral De Este año, pero que ya se ha convertido en un nuevo punto de partida; fue una experiencia de Iglesia vivida bajo el signo de la comunión en “copresencia, complementariedad y corresponsabilidad”.

Se abre ahora el tiempo de silencio fecundo para hacer resonar con fuerza las “palabras” pronunciadas por el Espíritu de diferentes maneras y desde muchos lados; será un tiempo de espera para acoger el camino que el “dedo de Dios” quiere trazar. Estamos a las puertas del Jubileo que, como resonó también durante los trabajos de la Conferencia, pretende reavivar la esperanza en el corazón de cada hombre y de cada mujer.

Estamos seguros de que dejándonos llevar por la mano de Dios, disponibles a su acción, Él hará brotar el nuevo brote de vida. esperanza, que no es un ideal, sino la presencia del Señor Jesús Resucitado, que ha conquistado el mundo y “está entre nosotros” fiel a la “posición de sentido”, como la llamó Mons. Mauro refiriéndose a los Evangelios. Sólo en Él y gracias a Él podrá arder el corazón.

Gianluca Zelli

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