En Italia hay 12 regiones en riesgo de sequía y nuestro país perdió la mitad de sus recursos hídricos medios en 2022. Somos el cuarto país de la Unión Europea por estrés hídrico.
El 17 de junio es el Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía, establecido por la ONU en 1994.
En general, Basílicata, Calabria, Sicilia y Apulia son las más expuestas al riesgo. Luego siguen Campania, Lacio, Las Marcas, Umbría, Toscana, Molise, Cerdeña y Abruzos.
La sequía afecta principalmente a dos sectores económicos: la agricultura y la hidroelectricidad. La producción de miel cayó un 70%, la de peras un 63% y la de cerezas un 60%. Con menos agua en las cuencas, la producción de electricidad procedente de energías renovables se reduce, Coldiretti calcula que este año la falta de agua ya ha quemado 33.000 puestos de trabajo en los campos de Sicilia y Apulia, donde se estima una caída del 70% del trigo y se temen desastres. para la recogida de la aceituna y la vendimia.
El informe semanal sobre los recursos hídricos de Anbi, la asociación de consorcios de cuencas, habla estos últimos días de una Italia dividida en dos. El Norte es tropical: las abundantes lluvias y nieves lo han hecho muy rico en agua, con lagos y embalses llenos, y ríos con caudales superiores a la media. Sin embargo, el centro, y especialmente el sur, están desérticos. Las lluvias y las nieves han registrado cifras negativas, y ahora los embalses están medio vacíos y los ríos medio secos. El racionamiento ha comenzado en Sicilia y Abruzzo, las cosechas están en peligro.
Aproximadamente el 70% de la superficie de Sicilia tiene un grado medio-alto de vulnerabilidad ambiental y riesgo de desertificación. Seguida de Molise (58%), Puglia (57%), Basílicata (55%). Seis regiones (Cerdeña, Las Marcas, Emilia Romagna, Umbría, Abruzos y Campania) tienen un porcentaje de territorio en riesgo de desertificación, entre el 30% y el 50%. Otros siete (Calabria, Toscana, Friuli Venecia Julia, Lacio, Lombardía, Véneto y Piamonte) se sitúan entre el 10% y el 25%. Greenpeace hace el mismo análisis que la Anbi.
Las temperaturas suben en toda la península, especialmente en el Norte. Pero mientras las lluvias aumentan en el Norte, disminuyen en el Centro-Sur.
Así, los suelos de las regiones italianas son más pobres en agua que la media de los últimos 30 años.
