Mientras tanto, ella aparece en la cena de gala: fiesta en Villa Tittarelli

Mientras tanto, ella aparece en la cena de gala: fiesta en Villa Tittarelli
Mientras tanto, ella aparece en la cena de gala: fiesta en Villa Tittarelli

El ‘salón’ de Paola Tittarelli en su villa de Panorámica ha reabierto oficialmente. Reabrió sus puertas para una dama especial: Marina Abramovic. Una velada blindada, para algunos amigos íntimos, también porque el personaje habría atraído a un ejército de personas. Porque incluso aquellos que no están familiarizados con el metaverso, con las gafas tridimensionales y los hologramas, habrían hecho cualquier cosa por ver y tal vez incluso hablar con este artista conocido no sólo a nivel continental, sino en todo el mundo. Una especie de icono de las nuevas fronteras del arte, Marina Abramovic, la artista que quemó en un instante todas las entradas disponibles para su ‘aparición’ hoy en Villa Imperiale y luego en el Teatro Rossini. Como siempre, la gran anfitriona Paola Tittarelli: “Pensé que era una cena íntima”, le dijo Marina Abramovic. Y para una anfitriona de 30 a 40 personas, es una historia de salón. Luego, preocupado por su salud: “¿Pero cómo se mantiene así?”, preguntó Abromavoc. Y Tittarelli: “No bebo ni fumo”. Luego la casera añade: “Esta velada la dedico a mi hermana Milena porque lo único serio en la vida es la muerte”.

La llegada de Marina Abramovic, acompañada de su guardaespaldas, toda vestida de negro, fue como una aparición para las damas presentes, muchas más mujeres que hombres, que se tomaron selfies de recuerdo. A su lado está el director Todd Eckert, que hoy conversará con ella en el teatro.

Marina Abramovic llegó acompañada por el estado mayor de la administración, empezando por Daniele Vimini, Alessia Morani (apelará para el recuento de los votos), el nuevo alcalde Andrea Biancani, más tarde también Matteo Ricci, la prefecta Emanuela Saveria Greco. Luego Alessio Vlad, amigo de Federica Tittarelli, ex junta directiva del Rof, que se mudó del teatro de Roma a Parma. Y también Roberto D’Agostino, con la camisa abierta y una gran cruz tatuada en el pecho, muy hierático, acompañado de su mujer. D’Agostino mantuvo una larga y profunda conversación con Alessia Morani. Con ellos una larga lista de exponentes de la mejor juventud de la ciudad.

mg

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