Un ataque de ferocidad sin precedentes sufrió un paciente ingresado en el hospital Infermi de Rímini en espera de ser operado. Todo ocurrió el jueves por la tarde, alrededor de las cinco de la tarde, en las afueras del centro, cuando el hombre víctima de la golpiza decidió dar un paseo fuera del hospital para tomar un café. Nunca podría haber imaginado lo que sucedería después. Pues bien, según reconstruyó la policía (basándose en el testimonio de la víctima) en ese corto lapso de tiempo un hombre se acercó al infortunado para pedirle un cigarrillo. Ante su negativa, el presunto agresor, que luego fue detenido, se enfureció y comenzó a golpear al paciente con una furia bestial. El hombre presuntamente mordió a la víctima con los dientes, desprendiéndole parte de la oreja, y luego lo atacó con puñetazos y cabezazos.
La llegada de los agentes y el arresto.
La policía llegó al lugar tras el aviso de un agente de servicio en la comisaría del mismo hospital que, al ver a un hombre herido, pidió ayuda a los coches policiales. La víctima, con el rostro y la cabeza completamente cubiertos de sangre, presentaba heridas en la ceja del ojo izquierdo, además de abrasiones en la cabeza y el brazo. Cuando llegó el policía, el agresor, de nacionalidad extranjera, se alejaba como si nada, pero fue detenido. Posteriormente, el hombre fue detenido y trasladado a la prisión de Rímini. Ahora se le acusa de distorsionar la apariencia de la persona causándole lesiones permanentes en la cara. Se trata de un delito previsto en el artículo 583 quinquies del código penal y prevé una pena que puede oscilar entre ocho y catorce años de prisión. En cualquier caso, será el poder judicial quien esclarezca lo sucedido.
