Estaba realizando operaciones rutinarias en su banca desde casa cuando de repente apareció en la pantalla de su ordenador un “aviso” de su institución bancaria informando de un ataque de piratas informáticos en curso. Inmediatamente después, llegó un mensaje de texto a su celular: un policía se comunicaría con ella en breve para ayudarla a resolver un problema.
Así comenzó la estafa contra una peluquera de Carpi cuya cuenta bancaria fue vaciada en apenas unas horas: 22.000 euros, los ahorros de toda su vida.
El hombre que habló por teléfono se presentó como policía y afirmó que sus ahorros estaban en peligro. Después de comprobar el número desde el que llamaba el hombre – que en realidad correspondía al cuartel de los Carabinieri de Carpi – la mujer, convencida en ese momento de la credibilidad del interlocutor, siguió sus instrucciones al pie de la letra: luego fue al banco, hizo dos instantáneas transferencias sin decir una palabra a la institución bancaria sobre el hackeo en curso – como le había dicho el falso soldado – y luego se dirigió, como le habían sugerido, al cuartel de los Carabinieri para formalizar la posible denuncia.
Sólo entonces la mujer descubrió el engaño: no se había realizado ninguna llamada al cuartel y su dinero ahora era irrecuperable, porque probablemente había sido enviado al extranjero o en tarjetas lamentablemente imposibles de rastrear.
