Falsifican la llamada del cuartel y vacían su cuenta bancaria en la Gazzetta di Modena

Falsifican la llamada del cuartel y vacían su cuenta bancaria en la Gazzetta di Modena
Falsifican la llamada del cuartel y vacían su cuenta bancaria en la Gazzetta di Modena

CARPI Sabían todo sobre ella. Sabían que ella vivía en Carpi, sabían que era una peluquero. También sabían su número de celular. Información detallada que fue utilizada por un grupo de estafadores para vaciar su cuenta de los 22 mil euros, los ahorros de toda su vida. Todo en unas pocas horas, el tiempo de una llamada telefónica y un viaje a la oficina. sucursal bancaria.

la estafa

Sara (el nombre es ficticio, ndr.) realiza operaciones habituales de home banking a través del ordenador. De repente aparece una pantalla alarmante, como si su institución bancaria, Unicredit, le advirtiera de un peligro inminente: un ataque de piratas informáticos. Y de nuevo: un mensaje de texto en teléfono móvil, con el mensaje de que pronto un policía la llamaría y la ayudaría a resolver esa situación, evitando perder el dinero. Y efectivamente llega la llamada. En el teléfono de Sara aparece un número de teléfono fijo y ella contesta.

«¿Cómo sé que eres un policía?”, él pide. El hombre al otro lado del teléfono le pide tranquilamente que “compruebe el número de teléfono fijo desde el que llama”. Y Sara lo hace. Llama a ese número fijo con otro teléfono y en realidad es el cuartel de los Carabinieri en Carpi. Ahora está más tranquila, sabe que en realidad está hablando con un soldado. Aunque en realidad no sea así.
Eso ladrón él le explica la situación, se gana su confianza y la invita a acudir a la sucursal de confianza donde, a través de dos transferencias bancarias, podrá asegurar sus ahorros porque en estos momentos están en riesgo. Sara está evidentemente preocupada, pero tranquila porque está convencida de que está hablando con una persona que quiere ayudarla. Entonces va al banco y allí sigue servilmente las instrucciones, una en particular: «No le digas nada del hackeo al empleado del banco, porque elpiratas informáticos está dentro del banco.” Y así lo hace Sara.
Realiza dos transferencias, para un total de 22 mil euros y cuando la empleada de Unicredit le pregunta los motivos, ella ya tiene las respuestas listas. El falso policía se los hizo: “Necesito uno para alquilar un coche y el otro para el equipamiento de la peluquería”.
En definitiva, son justificaciones plausibles, Sara al fin y al cabo es peluquera y es normal que pueda hacer una inversión así, además de la del coche, porque a veces se trata de depósitos muy importantes a largo plazo.
Las transferencias son instantáneas y salen. Dónde, no lo sabemos. El caso es que las cuentas de Sara ahora están vacías.

El triste descubrimiento

En ese punto falta un paso, uno de esos que el estafador había implementado para tranquilizar aún más a Sara. Por teléfono le había adelantado que después de las operaciones bancarias tendría que ir al cuartel de Carpi para formalizar la posible queja y sobre todo recuperar el dinero que habría sido guardado por el Ejército en cuentas seguras y protegidas. Una vez más Sara ejecuta. Tan pronto como sale del banco se dirige inmediatamente al cuartel, toca el timbre y pide hablar con el soldado que la había seguido en todos los pasos anteriores. Para su triste sorpresa, el policía, esta vez real y en persona frente a ella, le explica que fue víctima de una estafa. Que nadie la había llamado desde allí y que, sobre todo, su dinero no estaba. En ese momento Sara reitera que el número desde el que la habían llamado era el del cuartel, pero no se pudo hacer nada. Era un truco informático, una especie de desvío de llamadas con el que los hackers le habían hecho creer que hablaba con el cuartel. Y entonces ahí víctima ella se resignó y presentó una denuncia formal por lo que le había sucedido.
Entonces el doble viaje al banco en la sucursal no sirvió de nada. Unicredito. Primero una empleada y luego el director certificaron la estafa y que su dinero ya no era rastreable, ya que probablemente había sido enviado al extranjero a cuentas o tarjetas que eran completamente imposibles de rastrear para la institución bancaria que al mismo tiempo no podía detener las transferencias ya que se llevaron a cabo con la presente fórmula. Y que el banco no podía devolvérselos ya que ella los había solicitado de forma totalmente voluntaria.

«Tenéis que contarnos esta increíble estafa – nos dice Sara con profunda amargura – Porque no quiero que roben a otras personas».

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