El regreso de las salchichas. La energía de Muti, ovación en Rávena: “Unidos en la música”

El regreso de las salchichas. La energía de Muti, ovación en Rávena: “Unidos en la música”
El regreso de las salchichas. La energía de Muti, ovación en Rávena: “Unidos en la música”

A Riccardo Muti le brillan los ojos cuando habla de la Filarmónica de Viena. Amigos, grandes amigos, hermanos en el arte y la belleza, antes incluso que músicos extraordinarios. “Esta orquesta ha sido una compañera en mi vida desde 1971, año tras año, sin interrupción – afirma –. Trabajé con músicos jóvenes que luego pasaron el testigo a otros, a lo largo de generaciones. Hay cariño y respeto mutuo entre nosotros: Estoy orgulloso de su cultura musical y trato de preservarla y devolvérsela”. Y los Wieners corresponden a los mismos sentimientos: “El Maestro Muti desempeña un papel excepcional en nuestra historia – subraya Daniel Froschauer, presidente de la histórica orquesta – Nos dirigió en más de quinientos conciertos, y el nuestro es un vínculo casi único, hecho de maravillosas afinidad artística, pero también de una profunda amistad. Con su trabajo ha moldeado nuestro repertorio y nuestro sonido de una manera única.”

Hace apenas unos días en Viena, en el esplendor de la Sala Dorada del Musikverein (la misma que los volverá a reunir para la próxima Nochevieja retransmitida a nivel mundial), el Maestro celebró con los Wiener el bicentenario de la obra de Beethoven. Novena Sinfonía: “Fue un momento muy poderoso para mí. Esta sinfonía lleva en sí la aspiración a la fraternidad universal, un gran mensaje para este mundo en llamas que busca la paz”.

Después de los días en Viena (seguidos de un concierto en el Waldbühne de Berlín, una gran gira musical por Europa), Riccardo Muti quiso traer ‘sus’ Wieners de regreso a Italia para una gira muy corta pero igualmente intensa.

Anoche abrieron triunfalmente, entre auténticas ovaciones, la 35ª edición del “Festival de Rávena”, ante más de 3.500 espectadores en el Pala De André (que no se parece al Musikverein pero que ciertamente compartió su atmósfera durante dos horas y emoción), esta tarde actuarán en el musical Florentine Maggio y mañana por la tarde en el Petruzzelli de Bari, tres lugares muy queridos por el Maestro, etapas de su vida y de su larga e inigualable carrera.

Para el tríptico de conciertos, Riccardo Muti ha elegido un programa con sabor vienés, partiendo de los colores de la Sinfonía núm. 35 Haffner: Mozart la compuso en 1783, transformando una serenata escrita sobre la marcha para un comerciante de Salzburgo, un vuelo fascinante entre el gracioso andante, el minueto lúdico y el rondó final que Amadeus quería que se ejecutara “lo más rápido posible”. Entonces el poder de la Sinfonía núm. 9, “el Grande”, que Franz Schubert completó en 1828, pocos meses antes de su muerte, y que nunca logró escuchar: diez años más tarde, Schumann lo redescubrió entre papeles casi olvidados y lo confió a la dirección de Mendelssohn, ensalzando su “longitud divina”, vida que en esta partitura está presente “en todas sus fibras, hasta el más mínimo matiz”, como prefigurando el sinfonismo romántico.

La Viena real y danzante también en el bis, ese Kaiser-Walzer de Strauss que ahora es el emblema de cada Nochevieja. La dirección de Riccardo Muti realza la claridad de cada detalle de estas páginas que las Viena interpretan con la claridad que las distingue, y el concierto se convierte así en una experiencia plena, un momento de encantamiento. “De los vieneses aprendí mucho sobre lo que es el sonido vienés, que debe mantenerse absolutamente intacto, y al mismo tiempo les llevé mi cultura”, añade el maestro.

Una cultura de esa Italia que – Riccardo Muti no se cansa de repetir – marcó un hito en la historia de la música, patria de grandes compositores como Palestrina, Monteverdi, Corelli. Italia que también presume de un lenguaje “musical” que en sí mismo es poesía y canto. Precisamente anteayer la histórica Accademia della Crusca decidió conceder a Riccardo Muti el título de “Meritorio de la lengua italiana”.

“Es un gran honor para mí – confiesa el Maestro – Aunque no soy escritor ni poeta, siempre he dicho y repetido en todas partes que el italiano es la lengua más bella del mundo. Por este motivo, a todos los cantantes o directores de orquesta siempre he recomendado la plena comprensión y respeto del significado de cada palabra: en las óperas de Verdi, por ejemplo, para cada palabra hay una nota, un acorde, y no se puede traicionar, como nos recordó Italia a Dante, es el hermoso país donde suena el sí. Y la belleza siempre vive aquí.”

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