San Nicolás, el discurso completo del obispo de Bari: “La lógica del dinero fácil sigue sembrando víctimas y dolor”

San Nicolás, el discurso completo del obispo de Bari: “La lógica del dinero fácil sigue sembrando víctimas y dolor”
San Nicolás, el discurso completo del obispo de Bari: “La lógica del dinero fácil sigue sembrando víctimas y dolor”

Es casi de noche y de camino a casa me detengo para observar a la gente moverse por el centro de nuestra hermosa ciudad. Nuestro pensamiento va a los rostros encontrados en estos tres años de estancia, a los diferentes momentos vividos, a las historias, a las heridas. Así nació el deseo de escribiros para dar fe de vuestro cariño y cercanía, mientras Bari se viste de gala para nuestra patrona. La devoción que le tenemos alimenta e inerva con gracia nuestra identidad de ciudadanos y creyentes. Mirar a él no puede ni debe ser sólo un movimiento del corazón para confiarnos a su protección, sino sobre todo un estímulo para vivir según su enseñanza de proximidad, justicia y determinación de trabajar por el bien común.

Hijo de su tiempo, San Nicolás vivió las contradicciones de una época habitada por disputas, luchas y persecuciones. Rechazando un cristianismo auténtico y sin retórica, colocó a la persona en el centro de su labor pastoral. Estaba cerca de su pueblo, cerca de quienes, heridos por la vida y la injusticia, necesitaban ayuda. Por su amor a Cristo se encontró pagando el doloroso precio de la prisión. En nuestro contexto urbano son muchos los que hacen crecer lo bello, lo bueno y lo verdadero, tejiendo páginas de bien y perfumando el futuro.

Cuánta valentía y audacia en los individuos, incluso en las instituciones, para frenar la ilegalidad y la malversación, devolviendo la posibilidad de vida a un territorio que merece brillar como su cielo. Hoy, más que nunca, la vida de San Nicolás se convierte en un recordatorio para reflexionar sobre nuestro amor por la ciudad y sus habitantes. Vivimos en días y tiempos difíciles plagados de fuertes polarizaciones personalistas que animan la política y el tejido de las relaciones sociales. La lógica del dinero fácil, del éxito a toda costa y de la conquista del poder sigue sembrando víctimas y dolor. Incluso en nuestro territorio asistimos a una ampliación de la brecha que hace que los ricos aumenten su capital, mientras que los focos de pobreza aumentan. Con demasiada frecuencia somos espectadores indefensos de una misterio iniquitatis que afecta a realidades que nos son queridas, comprometiendo su integridad.

En la vida del Santo leemos un amor por la justicia, combinado con una transparencia de acción, fuente de inspiración para nuestras experiencias y para las próximas consultas electorales que se avecinan. Los escándalos que han caracterizado las noticias en los últimos tiempos exigen una evaluación seria por parte de todos y exigen que el compromiso de polis libérate de eso “Tierra Media”, expresado por quienes han hecho de la política una profesión y no un servicio, constituyendo un bloque empresarial siempre capaz de sobrevivir a cualquier cambio de frente político. Huyendo del moralismo fácil, y consciente de que vivimos en tiempos difíciles en los que administrar y gobernar es complejo, creo que todavía es posible, y por tanto necesario, dedicarnos a una gestión transparente de los asuntos públicos, libre de clientelismo, favoritismo, intrigas. y compromisos.

Se necesitan personas capaces de realizar proyectos audaces y no de promesas fáciles; hombres y mujeres, testigos de una vida entregada, no atada a intereses partidistas y especulaciones, que sepan dar confianza y esperanza a todos y no garantías a unos pocos. Como afirmó Don Tonino Bello, necesitamos una política “restado al deseo de dominación, preservado por el adulterio con los corruptos, resistente a las halagadoras exhibiciones de dinero, devuelto finalmente a la simpatía del pueblo”.

San Nicolás nos invita a convertir nuestro corazón a una verdadera pasión por nuestra tierra, amando sin reservas a la gente de esta ciudad, sabiendo señalar las injusticias, la violencia y la opresión que impiden a muchos crecer y vivir. El recuerdo del traslado de las reliquias del santo de Myra nos lleva a reconsiderar el valor de su presencia palpitante entre nosotros. Nos insta todavía hoy a vivir con compasión hacia nuestros hermanos y a saber mirar hacia adelante, promoviendo siempre la dignidad de cada uno. Este año tendremos la alegría y el honor de recibir entre nosotros al Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca de Jerusalén, quien presidirá la Celebración Eucarística el 9 de mayo.

Con Él y los obispos de Puglia rezaremos por la paz en Tierra Santa y en el mundo. Será un momento poderoso: nuestra ciudad, con su riqueza de historia y de comunión entre los pueblos, vuelve a estar situada en el centro del Mediterráneo. Celebrar la llegada del cuerpo de San Nicolás a Bari nos lleva a reavivar en nuestro corazón la relación con Oriente, tierra de donde vino el Evangelio con su carga profética. En una época aplastada por horizontes de perfil bajo, orar por la paz nos devuelve la utopía que necesitamos para dar pasos hacia el futuro.

Las horas dramáticas que vive Palestina, junto con Ucrania y otras zonas en conflicto, no pueden dejarnos indiferentes, sino que deben sacudir nuestras conciencias narcotizadas por discursos ideológicos o marcadas pragmáticamente por lógicas estrechas y egoístas. Ya no es aceptable quedarse en espacios neutrales. Desde hace algún tiempo recibimos señales claras de una realidad juvenil en fibrilación que nos recuerda el cansancio de un futuro carente de esperanza. Incluso frente a la guerra, el mundo de los jóvenes expresa indignación y pide la paz, mientras que el mundo de los adultos negocia con violencia y rearme.

Queridas y queridas, vistamos de luz evangélica esta ciudad nuestra, volvamos a contemplar, en la maravilla milagrosa del maná, la cercanía de San Nicolás. Con él podemos construir puentes de solidaridad, abrir atisbos de credibilidad para las nuevas generaciones, escribir páginas de esperanza para esta tierra nuestra. A San Nicolás, buen pastor, presento la vida de todos nosotros, especialmente de los que pasamos por momentos oscuros y penurias indecibles, a él encomiendo nuestra Iglesia y a los que están llamados a administrar nuestra Ciudad. Para todos pido salud y paz. Es tarde, vuelvo a casa mirando las luces, hay alegría en las calles, todo vibra de anticipación y me encuentro haciendo la señal de la cruz. Dios bendiga nuestra ciudad, felices fiestas a todos.

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