La ilusión racional de Escher expuesta en Ferrara

Un ilusionista racional. Ferrara acoge la exposición personal de Maurits Cornelis Escher (1898- 1972), ofreciéndonos un viaje que desafía la percepción y la lógica, entre obras ilusorias y geométricas, salpicadas de estaciones interactivas y salas de juegos visionarios. El público tiene así la oportunidad de sumergirse en la mente del famoso artista holandés, cuyo lenguaje constituye la lectura y la exploración de la realidad cotidiana, a través de imágenes encantadoras y científicas.

Imagen de la exposición de Escher, Palazzo dei Diamanti, Ferrara

El itinerario expositivo articula alrededor de ciento treinta obras en seis salas de exposición que recorren la vida del conocido artista. Los dos primeros, en efecto, van desde sus inicios en Haarlem hasta sus numerosos viajes al Bel Paese, tras los cuales logró transformar sus dibujos en grafía, inicialmente tangenciales al ambiente simbolista del Art Nouveau y luego salpicados de ilusiones ópticas y perspectivas extrañas. Como relatan las dos siguientes salas, con el paso de los años sus xilografías, grabados y dibujos se irán enriqueciendo con diferentes temáticas y estilos, como los teselados y las metamorfosis, indagando en tesis como la vida y el paso del tiempo. Todo a través de visiones ilusorias y geométricas, herramientas que representan su visión de la realidad, a veces lúdica, quizás imposible, pero sin duda fascinante.

Maurits Cornelis Escher, Día y noche, 1938. Xilografía,
Colección de la Fundación MC Escher, Países Bajos

El espacio y la paradoja geométrica son los protagonistas de las dos últimas secciones de la exposición, declarando la admiración y el interés del artista hacia la comunidad científica, que aún hoy se expresa. De hecho, con él los conceptos matemáticos y geométricos se convirtieron en herramientas para la representación gráfica del infinito, en una visión lúdica en la que por momentos él mismo, según él, encontraba difícil aclarar si las figuras blancas y negras pertenecían al reino de matemáticas o al del arte.

El artista nos invita así a reflexionar sobre cómo el arte, combinado con la ciencia, puede hacernos notar una percepción de la vida diferente, ilusoria y a veces lúdica, pero al mismo tiempo racional.
De hecho, de habitación en habitación nos damos cuenta de cómo lo posible se encuentra con lo imposible en cada una de sus estampas y grabados, en mundos ciertamente imaginarios pero quizás no tan lejanos de donde nuestra mente a veces quisiera llevarnos.

Maurits Cornelis Escher, Mano con esfera reflectante, 2008. Impresión digital, de MC Escher Company, Colección Maurits, Italia

Hoy en día, Escher continúa encantando e inspirando a generaciones de todas las edades, dejando una huella indeleble en la cultura visual, el diseño y la publicidad del siglo XX. Cada una de sus obras sigue siendo un unicum racional, donde Maurits, como lo relatan los escritos presentes a lo largo de la exposición, adoraba el caos para reproducir su orden, a través de una obra vista como un juego, pero muy seria. Se atrevió a desafiar la percepción, llevándonos a mirar más allá de las apariencias, en un viaje extraordinario en el que Ferrara y Escher te esperan en la exposición.

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