Diócesis: Mons. Soddu (Terni), “cada uno está llamado a dar su contribución personal para su propia realización y para el progreso de la sociedad”

Diócesis: Mons. Soddu (Terni), “cada uno está llamado a dar su contribución personal para su propia realización y para el progreso de la sociedad”
Diócesis: Mons. Soddu (Terni), “cada uno está llamado a dar su contribución personal para su propia realización y para el progreso de la sociedad”
(Foto diócesis de Terni-Narni-Amelia)

“Frente a los innumerables males del mundo, de nuestra sociedad, de nuestras familias, de nuestros males personales, tenemos la invitación de Jesús a dirigir nuestra atención hacia él; pero aún más: orientar nuestra vida hacia él”. Así lo afirmó esta mañana el obispo de Terni-Narni-Amelia, mons. Francesco Antonio Soddu, con motivo de la fiesta del patrón Juvenal. En la homilía pronunciada en la concatedral de Narni, el prelado subrayó cómo san Juvenal es un testigo actual de la fe “que supo encarnar el Evangelio del Señor en su propia vida; con su experiencia de vida, enteramente entregada al Señor, es para nosotros expresión viva y elocuente de cuánto la plenitud de la vida se encuentra en Dios y sólo en él”. “Quizás – prosiguió – hoy no comprendemos plenamente el significado profundo del martirio; sin embargo, paradójicamente lo contrario, o más bien lo contrario, parece mucho más fácil de entender y, en consecuencia, algo practicado. Casi parece que sacrificar, invertir, gastar la vida propia y ajena por una nimiedad, incluso por algo perjudicial, sea más aceptable y conciliable con el sentido común; considerado más acorde con los tiempos”. “Somos contenedores y custodios no sólo de un mensaje de vida sino de la vida misma de Dios”, añadió Mons. Soddu, subrayando que “esta vida produce en nosotros el mismo efecto que la levadura: invisible pero eficaz; imperceptible pero real. Lo que será necesario que hagamos es acogerlo e incorporarlo a nuestras experiencias; haciéndolo actuar bien, esto significa que cada uno de nosotros en este tiempo, en nuestros días, está llamado a dar una contribución personal tanto para su propia realización como para el progreso de la sociedad”.
“La oración por la paz y por los males y las injusticias – instó el obispo – no debe, por tanto, reducirse a la invocación de que Dios puede cumplir con su deber, casi como solucionador de nuestros problemas y además independientemente de nuestra voluntad. El criterio, sin embargo, es otro: el que mantiene unidas las dos realidades, es decir, la voluntad de Dios y las intenciones de los hombres.” “Sólo orientando y dirigiendo decididamente la vida en esta dirección – advirtió – se podrá alcanzar la paz; lo contrario no hace más que fomentar más opresión y cansancio, engañándose de que tarde o temprano se alcanzará una victoria, que en cualquier caso será falsa para todos, vencedores y perdedores”. “La paz – destacó luego – se construye también en la política sana, valor que hay que recuperar, porque es la sal de saber vivir y saber convivir”.

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