la victoria en Udine reaviva el campeonato

La Roma gana el partido rápido contra el Udinese. Sueña con la Champions, pero vuelve a encontrar la serenidad.

El deseo de hacer como pocas veces impulsa a la Roma de De Rossi. El partido se dividió – y no sólo porque se jugó dos veces – en veinte minutos el tiempo real se redujo a la mitad con una recuperación que no fue del todo satisfactoria teniendo en cuenta el resto del partido que habrá quedado en un segundo plano.

Las razones se entenderán después, cuando alguien da una explicación, quien no tiene que explicar nada es Bryan Cristante. De Rossi le había puesto para echar una mano en el paquete defensivo, pero resultó decisivo de cara a portería. Él siempre está ahí, cuando es necesario e incluso cuando parece que no puede hacer nada. Talismán.

Gracias a la RDA. Un hombre, un entrenador, un jugador de la Roma en el banquillo que equivale a una bandera en el balcón que ondea con más fuerza ahora que la Champions aún es posible. El secreto está en esa carrera desde el banquillo tras el gol, eso lo enseña: “Corre igual sin saber cómo puede ir”, les decía a los jugadores a modo de mantra.

Funciona y consigue cargar las pilas de una Roma que nunca se cansa, incluso cuando sería mejor abandonar los amarres, pero esta vez están todos. Los Giallorossi quieren jugar sus últimas cartas a máxima velocidad. Si 5 minutos son suficientes para rozar la gloria, será interesante entender qué se puede hacer en 6 partidos.

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